| coronadlo con muchas coronas,
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| el Cordero sobre su trono.
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| ¡Escuchar con atención! |
| Como se ahoga el himno celestial
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| toda la música menos la propia.
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| Despierta, alma mía, y canta de él
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| que murió por ti,
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| y salúdalo como tu Rey incomparable
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| por toda la eternidad.
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| coronadle hijo de la virgen,
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| el Dios encarnado nacido,
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| cuyo brazo ganaron esos trofeos carmesí
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| que ahora Su frente adorna;
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| fruto de la rosa mística,
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| como de aquella rosa el tallo;
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| la raíz de donde brota siempre la misericordia,
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| el Niño de Belén.
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| Corónalo Hijo de Dios,
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| antes de que los mundos comenzaran,
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| y vosotros que pisáis donde él pisó,
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| coronadlo como el Hijo del Hombre;
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| quien todo dolor ha conocido
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| que estruja el pecho humano,
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| y los toma y los lleva como suyos,
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| para que todo en él descanse.
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| coronadle Señor de la vida,
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| que triunfó sobre la tumba,
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| y se levantó victorioso en la contienda
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| por aquellos a quienes vino a salvar.
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| Sus glorias ahora cantamos,
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| que murió y resucitó en lo alto,
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| quien murió para traer la vida eterna,
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| y vive para que la muerte muera.
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| Corónalo Señor de la paz,
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| cuyo poder un cetro se balancea
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| de polo a polo, para que cesen las guerras,
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| y todo sea oración y alabanza.
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| su reinado no tendrá fin,
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| y alrededor de sus pies perforados
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| bellas flores del paraíso se extienden
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| su fragancia siempre dulce.
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| Corónalo Señor del amor,
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| he aquí sus manos y su costado,
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| esas heridas, pero visibles arriba,
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| en hermosura glorificado.
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| Ningún ángel en el cielo
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| puede soportar completamente esa vista,
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| pero hacia abajo inclina su ojo ardiente
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| en misterios tan brillantes.
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| Corónalo Señor de los Cielos,
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| entronizado en los mundos de arriba,
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| coronadle rey a quien se da
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| el maravilloso nombre del Amor.
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| coronadlo con muchas coronas,
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| como tronos ante él caen;
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| Coronenlo, reyes, con muchas coronas,
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| porque él es Rey de todos.
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| Corónalo Señor de señores,
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| quien sobre todo reina,
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| que una vez en la tierra, el Verbo encarnado,
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| por los pecadores redimidos asesinados,
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| ahora vive en reinos de luz,
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| donde cantan los santos con los ángeles
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| sus canciones delante de él día y noche,
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| su Dios, Redentor, Rey.
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| Corónalo Señor de los años,
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| el Potentado del tiempo,
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| Creador de las esferas rodantes,
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| inefablemente sublime.
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| ¡Salve, Redentor, salve!
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| Porque tú has muerto por mí;
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| tu alabanza y tu gloria no faltarán
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| a lo largo de la eternidad. |