| Entre lo malo y lo bueno
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| siempre está lo regular
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| entre el que ataca y el que defiende
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| siempre está en lo combatiente
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| así se agina la pena
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| por destino o por azar
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| de convertir su cadáver
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| en daño colateral
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| Rastros de vida, hechos, trozos
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| baladas perdidas, diablos rotos
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| arde un coche explosionado
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| y el humo alerta de atentados
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| rojo y negro contrastando
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| en cuerpos carbonizados
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| pero la cosa imposible
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| es que el dolor nos haga libres
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| Mientras tantos muertos y mutilados
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| y tanto sufrimiento calcinado en el asfalto
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| surge la unánime condena consensuada
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| el terror, no sirve para nada
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| Si condenar, es lo primero
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| quién condena al terrorismo financiero
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| si condenar, es lo primero
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| quién condena al terrorismo financiero
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| están consumando al expolio
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| Pero los mismos
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| que venden las armas
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| son los que en la bolsa,
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| secuestran tu alma
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| En esta nueva guerra
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| el capital está ganando
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| porque usa a los bloggers
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| como mercenarios
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| Dinero fácil financia la muerte
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| Bueno, malo, matan igualmente
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| La paz sale demasiado cara
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| a los intereses de la banca
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| Muchos que aclaman contra la violencia
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| la ejercen también, sin vergüenza
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| con la diplomacia del pirata
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| quien por un botín, a hierro mata
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| Si condenar, es lo primero
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| quién condena al terrorismo financiero
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| si condenar, es lo primero
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| quién condena al terrorismo financiero
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| Si condenar, es lo primero
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| quién condena al terrorismo financiero
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| Si condenar, es lo primero
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| quién condena al terrorismo financiero
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| están consumando al expolio |