| De pie en la esquina
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| Estoy orgulloso de silbar gratis
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| El cambio está en mi bolsillo, siento buenos tiempos
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| Riendo con diversión
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| Como el sol está en mi espalda
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| Escucho ese tren que viene por las vías
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| estoy esperando a la mujer
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| Que sabe exactamente qué hacer
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| Y cúrame de un dolor de espalda roto
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| ella es la que montaba la mula
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| Y de regreso de San Antonio
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| Y colocó al moribundo sobre el potro
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| Ella preguntó si yo era el que necesitaba toda la ayuda
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| Solo asentí con la cabeza y cortésmente me di la vuelta.
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| No hay necesidad de estar avergonzado
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| dijo la mujer del tren
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| Conozco a muchos hombres que correrían y se darían la vuelta.
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| Ahora necesitas mi ayuda y te la daré
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| Sí, necesitas mi ayuda y te la demostraré.
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| Ella me acostó en una cama
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| Y ella cantó todos los nombres
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| De los dioses que conocía desde hace mucho tiempo
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| Agacho la cabeza con facilidad
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| Y me reí por lo bajo
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| Y le preguntó si conocía al llamado Dios
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| no reconozco el nombre
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| Pero supongo que vale la pena intentarlo
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| No hay nada que estos dioses no puedan hacer
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| Algunos me llaman Madre pagana
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| Algunos me llaman Nicky Jane
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| Algunos hasta me llaman diablo que es puro
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| Y siempre hago el trabajo
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| Con mis manos paganas, curo
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| Siempre haz el trabajo
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| Con mis manos sanadoras, siento
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| me tropecé de la cama
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| Y sentí mi espalda a gusto
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| Y conté todos los centavos que tenía
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| Ella dijo que no quiero tus centavos
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| Es tu alma lo que solo necesito
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| Y dáselo al hombre que está en el estante
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| Siempre haz el trabajo
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| Con mis manos paganas, curo
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| porque siempre hago el trabajo
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| Con mis manos sanadoras, siento
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| Ahora necesitas mi ayuda y te la daré
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| Ahora necesitas mi ayuda y te la demostraré |