| Iba yo en el bus con dolor de muelas
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| Deseoso de tomar un sabroso espidifen
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| Pero esa basura te revienta el estómago
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| Los médicos dicen «mejor después de comer»
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| El caso es que salí de casa con las prisas
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| Y solo me había dado tiempo a tomar café
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| Por eso cogí una lata de anchoas, un tomate, un tenedor
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| Y en la mochila los eché
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| De camino a la parada compré el pan
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| Y cogí la rula de milagro, pa' variar
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| En el asiento de atrás encontré prensa local
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| Y leer no leí na', pero me vino genial
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| Usé el periódico como mantel
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| Y me dispuse a hacer un bocadillo del diez
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| Como no tenía cuchillo, la lié bien
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| Abrí la barra con las uñas y los dientes, ¡imagínate!
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| Hay que joderse, como lo puse todo de migas
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| Las marujas me miraban sorprendidas
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| Y es que una cosa es apañarse un sandwichito de jamón
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| Y otra, ponerse a abrir latas pa' maquear un flautón
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| Y si pa' abrir la pistola monté un show de flipar
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| Pa' hacer rodajas al tomate, no te quiero contar
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| El tenedor era para pinchar las anchoas
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| Después de muchos esfuerzos, a gusto pude zampar
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| Tenía más hambre que Carracuca
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| Por eso duró unos tres minutos el festín
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| Los papeles, el aceite y el trocito que dejé
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| Los tiré bajo un asiento, un poco cerdo sí que soy, lo sé
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| Pensé en guardarme el tenedor en el petate
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| Pero no veas cómo olía a pescadilla el condena’o
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| Por eso y aunque lo sentí por la cubertería
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| Lo dejé entre los asientos abandona’o
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| ¿Cómo iba a saber yo todo aquello que pasó?
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| Historia de un tenedor
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| Ríete cabrón, pero no veas la que se montó
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| ¿Cómo iba a saber yo todo aquello que pasó?
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| Historia de un tenedor
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| Tú ríete cabrón, pero no veas…
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| Se conoce que al buseto se subió un yonkarra
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| Y se puso en el asiento en el que yo estaba
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| Como no había ni dios, abrió un poco la ventana
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| Y sin ponerse colora’o, se empezó a hacer una plata
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| El conductor que estaba constipa’o, ni se coscaba
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| Solo condujo hasta llegar a la parada
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| Donde se subió un ejecutivo, típico estira’o
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| Que llevaba un día horrible y que volvía to' quema’o
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| Se sentó dos filas delante del que te cuen…
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| Y enseguida le llegó el olor a droga adulterada
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| Por lo visto, aquello no le sentó bien
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| Y se levantó con cara de loco, pegando voces alteradas
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| El jodido toxicómano ni se enteraba (Eh, tronco)
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| Así que el yupi rebota’o le calzó un par de patadas
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| En ese momento fue que el Yoni reaccionó
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| Se sacó una chiringuilla del bolsillo y se encaró
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| El del traje recordó sus tiempos mozos de y se dijo
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| «Si esta escoria me amenaza, no se queda así»
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| Evitó el ataque, se hizo rápido con su oponente
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| Y no paró, hasta que sintió las manos bien calientes
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| Se dio la vuelta pa' volver hasta su asiento
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| Entonces lo sintió y se quedó sin aliento
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| Una aguja fría que en su carne penetraba
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| Se giró con la mirada ensangrentada y chilló
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| «¡Me has jodido, seguro que me has pegado el sida!
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| «Pero te lo juro, de este bus, tú no sales con vida»
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| En lo que el vehiculo pasó por la rotonda
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| El adicto al jaco se llevó tremenda tunda
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| Qué mundo tan pequeño, aquel bigardo encontró el tenedor
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| Y poseído por la furia, lo utilizó
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| Dice el informe que en la cuenca del globo ocular penetró
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| Y que la pérdida de masa fulminó al Yon
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| ¿Cómo iba a saber yo todo aquello que pasó?
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| Historia de un tenedor
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| Ríete cabrón, pero no veas la que se montó
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| ¿Cómo iba a saber yo todo aquello que pasó?
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| Historia de un tenedor
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| Tú ríete cabrón, pero no veas… joder
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| Voy a ser sincero, ¡Me la sudan los dos!
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| Es más, por su culpa me he buscado una movida
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| El ejecutivo agresivo, llevaba guantes el cabrón
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| Y encontraron mis huellas en el curioso arma homicida |