| Eres un perdido de la sociedad
|
| Eres sólo carne y poco más;
|
| Cuántas veces te has puesto a pensar
|
| En las horas que desperdicias
|
| Quemando y jugando con tu vida
|
| Girando la ruleta del destino
|
| Acariciando los dedos del peligro
|
| Apostando a números prohibidos
|
| Debes curar tu nocturnidad, aunque
|
| No te puedas explicar qué tiene
|
| La noche que no tenga le día, qué
|
| Tiene tu sangre que nunca se enfría
|
| Eres hombre reo de la sociedad pues
|
| Buscas en tu noche algo que no hay
|
| Sólo encuentras ojos que nunca te ven
|
| Historias de mentira que nadie se cree
|
| Regalos de una dama de mirada cruel
|
| Que te besa sin saber por qué, agrios
|
| Despechos debajo de la luna, agrios
|
| Desprecios si te mira el sol
|
| Debes curar tu nocturnidad, aunque
|
| No te puedas explicar qué tiene
|
| La noche que no tenga el día, qué
|
| Tiene tu sangre que nunca se enfría
|
| Eres el mendigo de una calle gris, de
|
| Lugares escondidos, turbios y sin luz
|
| Te cargas a la espalda bolsas de dolor
|
| Arrastras la miseria de una triste voz
|
| Vagabundo ciego, vagabundo errante
|
| Solitario cuerpo por el mundo «alante»
|
| Vagabundo eres porque tú lo quieres
|
| En la noche sólo vagabundo eres
|
| Debes curar tu nocturnidad, aunque
|
| No te puedas explicar qué tiene
|
| La noche que no tenga el día, qué
|
| Tiene tu sangre que nunca se enfría
|
| Relájate, suave, suave…
|
| Relájate, suave, suave… |