| En la noche, en silencio
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| Las estrellas brillan en el cielo,
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| Agujeros distantes de donde los dioses
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| Nos observan desde el empíreo.
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| Nos arrastramos,
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| Selene ilumina un camino áspero
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| Oramos para que los estacione
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| Tessino nuestro hilo durante mucho tiempo.
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| Una estrella brilla en el suelo
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| Incluso más que los que están en el cielo,
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| Siete colinas sumergidas en la niebla,
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| Corazones sedientos de una grandeza.
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| Cuna de gobernantes y reyes,
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| que han conquistado el mundo,
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| ¡Su agarre se extiende más allá de la vista!
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| Elegante e imponente,
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| severo y corrupto,
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| ¡La grandeza de Roma se extiende ante nosotros!
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| A través de caminos antiguos
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| de una ciudad sin edad,
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| Dejamos un rastro de sangre y muerte,
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| Sin piedad
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| Nuestro hierro itálico romperá la cruz.
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| Gritan cuerpos mutilados ardiendo entre zarzas,
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| víctimas impotentes de pervertidos y fieles sádicos,
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| Rompamos las cadenas de los que aun viven
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| Con espada en mano salvarán su honor.
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| Serpientes de fuego ven las estrellas ahora desde arriba
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| Las calles de la ciudad como incendios dibujan la muerte
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| Pasos pesados entre carne muerta o en agonía
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| Descendemos al feo útero de la vieja madre romana
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| Venus cloacina...
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| Todavía protege los canales de tu reino
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| O sus mentiras también han bajado aquí,
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| Cómo me pútrido, infectando a Roma
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| ¿Desde los cimientos más profundos?
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| Brazos en mano, caminemos por las alcantarillas,
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| ¡Volver al centro de la domus imperial!
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| Los baños termales de la villa ahora albergan fiestas
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| ¡Sus rameras joderán nuestro hierro!
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| Penetran en los cuerpos
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| Y nuestro gladius rompe huesos
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| Se hunden sin piedad en la carne del tirano
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| Esparcemos entrañas para adornar los altares
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| Que ardor en la noche por la gloria de los dioses
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| ¡Roma, hierro ignique Lux in tenebris!
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| quid delenda est!
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| ¡Ave vitulia! |