| Oh, yo y mi primo, Arthur McBride
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| Mientras caminábamos por la orilla del mar
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| Conocimos al sargento Napper y al cabo Pry
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| El día es la mañana de Navidad
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| «Buenos días, buenos días», hizo llorar el sargento.
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| «Y lo mismo para usted, señor», le respondimos.
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| Sin intención de dañar, pero con la intención de pasar
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| El día está siendo agradable y encantador.
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| "Pero", dice él, "Mis buenos compañeros, si se alistan
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| Son diez guineas en oro que deslizaré en tu puño
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| Y una corona en el trato para levantar el polvo
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| Y bebe a la salud del rey por la mañana.
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| «Para ser un soldado, vive una vida muy buena
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| Y siempre es bendecido con una joven y encantadora esposa.
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| Mientras que otros pobres tienen pena y se esfuerzan
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| Y cenar con gachas claras por la mañana».
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| «Pero», dice Arthur, «no estaría orgulloso de tu ropa
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| Porque solo los prestas, ahora como supongo
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| Y no te atreves a cambiarlos una noche,
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| Si te atreves, porque sabes que te azotarán por la mañana.
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| «Y no tenemos ningún deseo de tomar su avance
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| Por todos los peligros, no nos arriesgamos
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| Porque no tendrías escrúpulos en enviarnos a Francia
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| Donde sabemos que nos dispararían por la mañana»
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| «Oh, no», dice el Sargento, «si oigo una palabra más
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| Rápidamente la novela correcta sacará mi espada
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| Y directo a tu cuerpo una fuerza te permitirá
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| Así que ahora mis jóvenes demonios toman la advertencia»
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| Pero Arthur y yo contamos las probabilidades
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| Y apenas les dimos tiempo para sacar sus propias espadas
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| Con nuestros shillelaghs de confianza les golpeamos en la cabeza
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| Y les pagó inteligentemente en la mañana.
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| Y los viejos estoques oxidados que colgaban de sus costados
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| Los arrojamos tan lejos como pudimos en la marea
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| «¡Ahora tomad eso, demonios!» |
| gritó Arthur McBride
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| «¡Y templa tu acero por la mañana!».
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| Y el pequeño baterista, aplanamos su bolsa
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| E hicimos un balón de fútbol de su alboroto-dow-dow
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| Lo tiró al océano para rockear y rodar
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| Y le prometió un regreso tedioso.
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| Oh, yo y mi primo, un tal Artur McBride
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| Mientras caminábamos por la orilla del mar
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| Buscando buena fortuna y lo que sucedió
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| Por ser en la mañana de Navidad. |