Café a la luz de la luna, jazz de fondo
|
El reloj marca las 12 cuando mi pareja se sienta
|
«Pueblo loco, ¿no?», le oyó decir entre sirenas.
|
Pero ambos sabíamos la respuesta, así que no tiene sentido responder ahora.
|
Alguien hizo una llamada hace una hora
|
Sobre un cuerpo encontrado, abandonado en Countington Road
|
Sin signos de lucha, sin trauma que sobresalga o esté expuesto
|
Solo un relicario en forma de corazón con dos flores encerradas
|
Una sola rosa en una túnica teñida de oro
|
Con un tulipán con olor a añejo envuelto alrededor de su frágil tallo
|
Y detrás del aura de la flora estaba grabado un himno de batalla.
|
Decía «Mejor encuéntrame antes de que lo vuelva a hacer»
|
Nunca se encontró la causa de la muerte, ni se recuperó la identidad.
|
Parecía un cadáver que fue colocado para ser descubierto
|
Y solo tomó dos semanas hasta que encontramos otro
|
Pero esta vez fue la figura del gobernador de nuestro estado natal.
|
Espera, espera, espera, espera, no... corazón acelerado
|
¿Las mismas circunstancias, ubicación y ritmo?
|
Las mismas flores retorcidas, el mismo borrado de huellas dactilares
|
¿Y la misma forma de corazón con la misma carcasa dorada?
|
El mismo grabado, pero ahora un nuevo mensaje:
|
«Esta era tu última oportunidad de aprender la lección».
|
Una amenaza en sí misma, pero tras una inspección más detallada
|
Las tallas albergaban muestras de sangre contaminada y resina.
|
Un examen minucioso llevó a encontrar el mismo veneno.
|
En el cuerpo de la primera víctima que había sido denunciada
|
Detalles registrados, reflexionados y considerados
|
Se pensaba que no íbamos a ninguna parte hasta que recibimos una imagen
|
De nuestras víctimas en una fiesta, calientes y pesadas, compartiendo manos
|
Se pensaba que el gobernador era un hombre fiel y casado.
|
Entonces, cuando su esposa fue nombrada culpable y se estaba pudriendo en la lata
|
Sabía que había tenido éxito cuando había pensado en establecer mi plan |