| No tendré dinero y no me detendré, no, seguiré moviéndome hasta que me caiga
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| porque mi rostro es una belleza divina... suelto en la tierra de los libres
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| y con prontitud mi deber espiritual... nadie me conocerá nunca
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| Me mantendré con vida mientras conduzca, en la carretera, hombre, ahí es donde prospero
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| ahí es donde huyo de lo que soy, un hermoso borrón siempre en la fuga
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| Estoy enganchado a la velocidad y lo que necesito es una tierra épica donde las autopistas alimenten
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| mis ojos y mis oídos... y un hambre insondable de rechinar engranajes,
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| mis mentiras y mis miedos... alli paseando plazas y explorando maricas
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| desplegando su largo y extendiendo su ancho y dándome el espacio que necesito para
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| esconder
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| en el compás en el que busco cosechar lo que siembro en el desarraigo, en la travesía de pies ligeros
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| y fluir…
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| con el viento, escúchalo soplar... yo de Mudville a Missoula
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| a través de la cara infinita del océano de América, América
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| mi país depende de ti mi carrera contra los pequeños yankee-québéquois—
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| corriendo de un lugar a otro, de 'tit Jean-Louis le petit-bourgeois
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| con un hombre dorado hermoso como una maldita pintura saltando al volante
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| y una sanguijuela cortada por una niña se desmayó débilmente o zumbó y se topó con una sensación
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| y ¡zas! |
| ¡zas! |
| y ¡guau! |
| va el camino, un río serpenteante maravilla para la vista
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| un movimiento de Mississippi cortando un surco de Boise a Mobile
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| Oh, el camino donde yo era el guardabosques Dan, un vagabundo Joe, un hombre de la Marina
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| donde yo era un excavador de Nueva York buscando quién diablos soy
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| hasta que tiré la toalla y corté y corrí... y corrí... y corrí...
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| de Lawrence a Loredo a Lala land, de Walla Walla a la Presa Hoover…
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| y montó… y condujo… y sobre mí todavía no sé…
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| y que demuestre que dejé de buscar hace mucho, mucho tiempo
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| renuncié a buscar volar mi cubierta y salpicar mi real por todo mi otro
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| dejé de mirar y caminé el camino, el camino donde podría rodar…
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| y rodar... escribiendo ese rollo rodando bajo las teclas Underwood
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| arrojando cantidades masivas, línea tras línea de una variedad de yo,
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| dientes negros mordiendo ese papel para grabar las palabras de mi creador de iconos:
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| sí, vine a California con una máquina de escribir en mis rodillas
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| Todo el camino corriendo desde Lowell, Mass, y oh bebé, ¡qué gas!
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| Pero eso también tuvo que pasar cuando los bennies se fueron y el alcohol salió mal
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| y reírse hizo que la galería se mareara y Neal salió corriendo para conducir para Ken
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| Kesey
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| y el camino se vuelve difícil cuando las palabras no vienen, ven tan malditamente fácil...
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| Y yo voto por los republicanos y hablo por el camino a otra televisión de mala calidad
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| viendo cómo mi cara se hacía más grande e hinchada preguntándome adónde flotaba mi belleza—
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| mi belleza detrás de mí como tanto polvo en un camino lateral de Sonora en el crepúsculo
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| rodando lejos de una parada en boxes desgarrado, desgarrado por la necesidad y la lujuria,
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| LUJURIA por la carretera y LUJURIA por las sensaciones, LUJURIA devorando cada milla en el
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| nación
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| esa es la píldora y esa es la euforia, esa es la intoxicación por movimiento
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| que proviene del combustible en la máquina, hombre, volamos tan alto que tenemos que gritar,
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| rodamos y rodamos hasta que tomamos vuelo hacia el estallido estrellado negro y
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| noche azul
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| La carretera succionándonos secos, los rojos succionándonos blancos…
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| hasta que estemos allí y nos hayamos ido como el mercurio, Dios… hace mucho que nos perdemos de vista. |