| ¿Qué pronuncian a medida que van de aquí?
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| Estoy separado de mis hermanos
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| Todos mis amigos los abandono y me voy
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| Pero a donde voy, eso no lo entiendo
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| ni qué será de mí allá;
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| Sólo Dios, que me ha convocado, sabe
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| Pero hazme conmemoración con la canción:
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| ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya!
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| Pero, ¿adónde van ahora las almas?
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| ¿Cómo habitan ahora juntos allí?
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| Este misterio he querido conocer; |
| pero ninguno puede impartir correctamente
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| ¿Recuerdan a su propio pueblo, como nosotros lo hacemos?
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| ¿O se han olvidado de todos los que los lloran y cantan:
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| ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya!
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| Avanzamos por el camino eterno, y como condenados
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| Con el rostro abatido, presentarnos ante el único Dios eterno
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| ¿Dónde está entonces la belleza? |
| ¿Dónde está entonces la riqueza?
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| ¿Dónde, pues, está la gloria de este mundo?
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| Ninguna de estas cosas nos ayudará, sino solo decir a menudo el salmo:
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| ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya!
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| Si has tenido misericordia del hombre, oh hombre
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| Esa misma misericordia te será mostrada allí;
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| Y si de un huérfano has tenido compasión
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| allí te librará de la miseria
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| Si en esta vida has vestido al desnudo
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| El mismo te dará cobijo allí, y cantará el salmo:
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| ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya!
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| La juventud y la belleza del cuerpo se desvanecen a la hora de la muerte
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| Y la lengua entonces arde ferozmente, y la garganta reseca se inflama
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| La belleza de los ojos se apaga entonces, la hermosura del rostro se altera.
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| La forma del cuello destruida; |
| y las otras partes se han entumecido
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| Tampoco suelen decir: ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya!
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| Nos inflamamos de éxtasis si oímos que hay una luz eterna más allá;
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| Que existe el Paraíso, donde cada alma de los Justos se regocija
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| Entremos todos nosotros también en Cristo, para que clamemos así a Dios en alta voz:
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| ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya! |
| ¡Aleluya! |