| Hace muchos años en la calle 83
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| En un edificio construido con los pies
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| De buenos cimientos y una vista doble al mar
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| Donde se sentia que algo extraño iba a pasar
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| Y los de arriba festejaban noche y dia
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| Y los de abajo se quejaban del relajo
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| Y los del centro, y los del centro
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| Esperando su momento
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| Nunca supo claro quien cuidaba el edificio
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| Pero todos juntos vivian en un paraiso
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| No hay agua caliente, y la luz se va a las 6
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| Y con solo un ascensor mejor bajar a pie
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| Y los de arriba compraron generadores
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| Y los de abajo leen con velas de colores
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| Y los del centro, y los del centro
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| Estaban de vacaciones
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| Señor superintendente
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| Nada es nuevo nada vino de repente
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| Si usted, no hace algo mas
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| Cada dia habra mas cosas que arreglar
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| Un señor del piso 20 decidio bajar
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| Y en el piso 7 le invitaron a tomar
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| Cafe con leche con las manos amarradas
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| Sin una contribucion no lo vamos a soltar
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| Y los de arriba asustados se escaparon
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| Y los de abajo asustados se quedaron
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| Y los del centro y los del centro repartiendo apartamentos
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| Señor superintendente
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| Nada es nuevo nada vino de repente
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| Si usted, no hace algo ya
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| Cada dia habra mas cosas que arreglar
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| Superintendente no se vuela un aladino de repente
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| Si usted no hace algo mas
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| No le van a dar su nobel de la paz
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| Les doy mi testimonio, hace un año que me fui
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| Encontre un nuevo edificio encontre donde vivir
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| No conozco a mis vecinos me hace falta mi balcon
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| Como extraño mi cocina como extraño mi balon
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| Pero aqui si hay agua caliente y las velas son de adorno
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| Señor superintendente, ya ni me asusto ni me escondo |