| En mis primeros años escondí mis lágrimas
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| Y pasé mis días solo
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| A la deriva en un océano de soledad
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| Mis sueños como redes fueron arrojadas
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| Para atrapar el amor del que había oído hablar
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| En libros, películas y canciones
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| Ahora hay un mundo de ilusión y fantasía
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| En el lugar donde pertenece el mundo real
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| Todavía busco la belleza en las canciones
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| Para llenar mi cabeza y guiarme
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| Aunque mis sueños han llegado rotos y vacíos
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| Tantas veces como el amor ha ido y venido
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| A esos gentiles mi memoria corre
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| A las risas que compartíamos en las comidas
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| Llené sus cocinas y salas de estar
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| Con mis esquemas y mis ruedas rotas
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| Nunca estuvo claro qué tan lejos o cerca
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| Las puertas de mi ciudadela estaban
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| Estaban tallando en piedra algunos sueños propios
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| Pero ellos escucharon el mío de todos modos
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| No estoy seguro de lo que estoy tratando de decir
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| Podría ser que me haya perdido
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| Aunque vigilo la distancia
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| El cielo no está más cerca que ayer
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| Y los ángeles son mayores
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| Saben no esperar despiertos al sol
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| Miran por encima de mi hombro
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| En los mapas y los dibujos del viaje que he comenzado
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| Ahora la distancia me lleva más lejos
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| Aunque las razones que una vez tuve se han ido
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| Sigo pensando que encontraré lo que busco
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| En la arena bajo el amanecer
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| Pero los ángeles son mayores
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| Pueden ver que el sol se está poniendo rápido
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| Miran por encima de mi hombro
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| Ante la visión del paraíso contenido en la luz del pasado
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| Y se acostaron detrás de mí
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| Dormir al lado del camino hasta que llegue la mañana
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| Donde saben que me encontrarán
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| Con mis mapas y mi fe en la distancia
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| Avanzando más lejos |