| Oh, no hay nada como la Navidad en el condado | 
| La simple alegría de la familia junto al fuego | 
| Y villancicos sonando a través del valle | 
| Los vecinos que forman el coro del pueblo | 
| Ay, la alegría de la Navidad en el campo | 
| El amor y la calidez de los dulces recuerdos. | 
| Y volviendo a una simple vieja historia de amor | 
| Está esperando en el país solo por mí | 
| El olor a dulce de azúcar y manzanas de la cocina. | 
| Las luces de burbujas que parpadean en el árbol | 
| Sonidos susurrados de secretos de los niños. | 
| Abraza y llama a casa a gente como yo | 
| No hay nada como la Navidad en el condado | 
| La nieve silenciosa está cayendo sobre la vid | 
| Los niños pegan la nariz a la ventana. | 
| A medida que el invierno se convierte en magia, yo, ¡oh, Dios mío! | 
| Así es la alegría de la navidad en el campo | 
| El amor y la calidez de los dulces recuerdos. | 
| Y volviendo a una simple vieja historia de amor | 
| Está esperando en el país solo por mí | 
| La respuesta de papá mientras está de pie junto a la Biblia | 
| Cae de la costumbre, abierto al capítulo dos de Lucas | 
| Y ninguno de nosotros se cansará jamás de escuchar | 
| «Ahora hijos, he aquí cómo vino Dios a vosotros» | 
| «Había en ese mismo país pastores velando | 
| Velan de noche sobre una colina solitaria» | 
| Y a través de su voz bien gastada cuenta la historia | 
| De cómo Dios nos amó una vez y nos ama todavía | 
| Ay, la alegría de la Navidad en el campo | 
| El amor y la calidez de los dulces recuerdos. | 
| Y volviendo a la simple vieja historia de amor | 
| Está esperando en el país solo por mí | 
| Está esperando en el país solo por mí |