| Estaba caminando en Savannah pasando por una iglesia deteriorada y oscura
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| Cuando lentamente a través de la ventana llegó un lastimero himno fúnebre
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| Y mi simpatía despertó y un asombro creció rápidamente
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| Hasta que me encontré rodeado en un pequeño banco de colores
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| En el frente, una pareja de color se sentó en un dolor casi salvaje
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| En el altar había un ataúd y en el ataúd había un niño
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| Podía imaginármelo mientras vivía con el pelo rizado y los labios protuberantes.
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| Había visto tal vez mil en mis viajes apresurados al sur
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| Rose, un viejo y triste predicador de color, desde su pequeño escritorio de madera.
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| Con una manera un poco torpe y un semblante grotesco
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| La sencillez y la astucia de su rostro ethopiano
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| Mostró la sabiduría y la ignorancia de una raza eterna aplastada
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| Y él dijo que ahora no llores por este lindo pedazo de arcilla
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| Porque el niño que vivía allí se ha ido y se ha escapado.
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| Lo estaba haciendo muy bien y aprecia tu amor.
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| Pero su padre de Shore 'nuff lo quería en la casa grande arriba
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| El Señor no te dio ese bebé por no cien mil millas
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| Solo pensó que necesitabas un poco de sol y lo prestó por un tiempo.
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| Y te dejó guardarlo y amarlo hasta que tus corazones crecieron más
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| Y estas lágrimas plateadas que estás derramando ahora son solo intereses sobre el préstamo
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| Solo piensa, mis pobres queridos dolientes arrastrándose por el camino de la vida de los dolores
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| Qué bendito picnic tiene este bebé hoy
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| Vuestros buenos padres y vuestras buenas madres llenan al pequeño
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| En el tierno jardín del ángel de la gran plantación
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| Y sus ojos brillan intensamente ante las cosas bonitas que vio
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| Pero salió una lágrima, y susurró Quiero a mis padres también.
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| Pero luego los principales músicos del ángel le enseñan a ese niño una canción
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| Dice que si solo son fieles, pronto vendrán
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| Así que mis pobres dolientes desapegados dejen que sus corazones descansen con Jesús
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| Y no vayas a criticar al que mejor sabe
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| Nos ha dado muchas comodidades que tiene derecho a quitarnos
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| Al Señor sea alabado en gloria por los siglos de los siglos, oremos |