| El abrazo de hoy no le dió fuerza
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| Y ahora está rezongando su vil condición
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| Sólo quiere tener la recompensa
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| Y seguir abrazando la falsa emoción
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| El espejo la encuentra dando vueltas:
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| «Que si voy, que no voy y que pienso de mí»
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| El impulso le dura hasta la puerta
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| Que difícil bajar y poder sonreír
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| Se lastima pensando que de eso ya se escapó
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| Que nunca va a volver, que todo fue un error
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| Y añorando evadirse, coloca su destrucción
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| Sobre una mesa cruel que esboza rendición
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| Un amigo no amigo vive cerca
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| Y la tienta sabiendo que no hay corazón
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| Una hoja le sirve de cometa
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| Y se va destrozando las nubes y el sol
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| Si hoy la vieras, rozando un atisbo de lucidez
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| Habría que festejar o arrancarle la piel
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| Caminar por la cuerda de todo le sienta bien
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| No quiere despertar y así se va a romper
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| Su camino está lleno de sus piedras
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| Cada vez cuesta más apartarlas de ahí
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| Una chance la agarra de las piernas
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| Y, secando el sudor, hoy la ayuda a subir
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| Una risa se cuela por dónde nunca pensó
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| Y se promete dar lo que nunca se dió
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| Aunque sigue volando despacio, va a ser mejor
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| Poder aterrizar sin perder el control
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| Ella lleva en su costal todo lo que no vivió
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| La certeza de lo más tibio que soñó
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| Y se acerca hasta sentir que todo lo puede hacer
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| Aunque eso signifique volver a nacer |