| Hay un límite de sesenta millas de costa a costa
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| Y un policía de carreteras en cada poste de cedro
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| Será mejor que vayas más despacio hermano, más despacio
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| Quita el pie del acelerador
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| Cuando escuches que la sirena empieza a gemir
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| Mientras vas a los cincuenta en una zona de treinta millas
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| Será mejor que vayas más despacio hermano, más despacio
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| Y no le des al hombre ningún descaro
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| Si compites con el otro compañero hasta el paso subterráneo
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| Sólo bésate adiós
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| Porque si el Señor realmente hubiera querido que fueras tan rápido
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| Él te daría alas para volar
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| Cuando ves a un hombre leyendo un mapa de carreteras
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| Haciendo sesenta y cinco con junior en su regazo
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| Entonces no es hora de tomar una siesta
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| Hermano, es mejor que disminuyas la velocidad
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| Si pasa otro coche y quiere correr
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| Y tiene su brazo alrededor de la cintura de su dulzura
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| Será mejor que vayas más despacio hermano, más despacio
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| De nada sirve apoyarse en la bocina
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| Cuando lo tienes abierto de par en par a los noventa y nueve
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| En un callejón sin salida sin una señal de advertencia
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| Será mejor que vayas más despacio hermano, más despacio
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| Porque así es como nacen los ángeles
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| Cuando ves a un tipo venir donde se cruzan las carreteras
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| Relájate y déjalo pasar
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| No te atrevas a intentar vencerlo
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| Solo para mostrar quién es el jefe
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| Porque podría terminar en un empate
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| Si estás llegando a los noventa y tentando al destino
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| Pronto estarás llamando a la puerta dorada
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| Porque esas colinas y curvas son cebo de cementerio
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| Hermano, es mejor que disminuyas la velocidad
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| Hermano, es mejor que disminuyas la velocidad |