| El día que el Circo del Cielo llegó a la ciudad
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| La gente local se alineó en las calles de una ciudad del Medio Oeste
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| Esperando ansiosamente que comience el desfile por todos lados
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| En el último día
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| Un unicornio se dirigió al camino místico
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| Rodeado por lo que parecían mil ángeles dorados en juego
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| Detrás estaban centauros, elfos, hadas brillantes, todo en colores de jade.
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| En el último día
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| Por lo que parecía solo otro momento en el tiempo
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| Siete solemnes caballos voladores plateados cabalgaron por
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| Siete carros dorados a remolque, una maravilla para la vista
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| Los Siete Señores de las Montañas del Tiempo
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| Entonces surgió donde nada realmente estaba allí antes
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| Una tienda gigante que se eleva mil pies de altura desde el suelo.
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| La gente de la ciudad acudió en masa con los ojos asombrados.
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| Para saludar al Séptimo Señor de la séptima edad
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| Una fanfarria sonó con un sonido increíble.
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| Sacando a relucir las visiones más extrañas en perfecta armonía alrededor
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| Cualquier sueño que preguntó les gustaría haber visto
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| De escenas históricas o míticas
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| Luego, sobre sus cabezas tan vívidas como la vida
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| Cada visión transportada en multitudes inventando luz
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| Galeones griegos, el saqueo de Troya, a los Jardines de Babilonia
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| Un juego de millones rugió a lo largo
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| Los gigantescos sueños de Alejandro Magno
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| Guerras civiles donde los hermanos lucharon y mataron su amistad en el odio
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| Todos vistos por Zeus realizando escenas del camino mágico
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| El día que el circo llegó a la ciudad
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| Afuera grandes animales tan mansos como los árboles
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| Ángeles en lo alto de las calles danzantes a la luz de las estrellas
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| Afinando sus colores con índigo y dorado
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| Cayendo nieve violeta, roja y esmeralda
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| Como el circo finalmente cambió su curso invisible
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| Un nuevo mundo por encontrar
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| En el suelo de ensueño sobre el que caminamos
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| Me volví hacia mi hijo y le dije
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| «¿Fue algo hermoso, sorprendente, maravilloso, extraordinario?
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| ¿Hermoso?"
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| "¡Vaya! |
| ¡estuvo bien! |
| Pero no había payasos, ni leones, ni tigres, ni osos
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| Algodón de azúcar, manzanas acarameladas, nada de payasos.» |