| Tim Evans era un prisionero,
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| Encerrado en su celda de prisión,
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| Y los que leen sobre sus crímenes,
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| Condenaron su alma al infierno,
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| Decir "bajar, asesino, bajar".
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| Por el asesino de su propia querida esposa,
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| Y el asesinato de su propio hijo,
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| El jurado lo encontró culpable,
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| Y el juez de la horca sonrió,
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| Decir "bajar, asesino, bajar".
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| Tim Evans se declaró inocente,
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| Y juró por Él y alto,
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| Que él nunca mató a su amada esposa,
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| Ni hizo que su hijo muriera.
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| Decir "bajar, asesino, bajar".
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| Así que lo sacaron del bloque C,
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| A su último valle florido,
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| Y día y noche a los tornillos estaban allí,
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| Nunca salieron de su celda.
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| Decir "bajen, asesinos, bajen".
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| A veces jugaban Damas con él,
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| Solo y Pontón,
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| para que deje de meditar sobre las cuerdas,
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| Ese iba a ser su destino.
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| Decir que bajen, asesinos, bajen.
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| Trajeron su comida en una bandeja,
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| Había huevos y carne y jamón,
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| Y todo el hocico que pudo fumar
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| Estaba allí a sus órdenes.
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| Decir que bajen, asesinos, bajen.
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| Evans caminó en el patio de la prisión,
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| Los tornillos detrás de los cuales caminaban.
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| Vio el cielo por encima de la pared,
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| Pero no conocía la paz mental.
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| Diciendo 'bajen, asesinos, bajen
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| Vinieron por él a las ocho en punto
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| El capellán leyó una oración,
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| Y luego lo acompañaron al lugar,
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| El verdugo se preparó,
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| Decir "bajar, asesino, bajar".
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| La cuerda estaba fijada alrededor de su cuello,
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| Una arandela detrás de la oreja.
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| La campana de la prisión estaba doblando,
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| Pero Tim Evans no escuchó.
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| Decir que bajen, asesinos, bajen.
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| Mil rezagos maldecían,
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| Y golpeando las puertas,
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| Tim Evans no podía oírlos,
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| Era sordo para siempre
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| Decir que bajen, asesinos, bajen.
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| Enviaron a Tim Evans a la entrega,
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| Por un crimen que no cometió,
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| Fue Christy la asesina,
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| El juez y el jurado también,
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| Decir que bajen, asesinos, bajen |