| Sin amor, sin odio, solo un dios anatema
|
| El alboroto de la Gran Nada, único emblema
|
| Sin fiebre, sin guerra, oh no, sin infierno
|
| Miles de niños-reyes travisten a Lucifer
|
| Los misterios del vacío y el mea culpa
|
| Castrado para siempre las últimas vendettas
|
| La última chispa, gloria gloria!
|
| La inversión universal, todos contra todos, etcétera
|
| Y sin embargo, lo sabías, lo sabías todo el tiempo
|
| El final de la carrera, lo abyecto, la lejana gloria caída
|
| Gólgota, tus hijos sacrificados, y más allá
|
| Perros al acecho
|
| Todavía de pie, a pesar de todo, los pies en la nada
|
| Y las cadenas, solas, tus ojos en los de Saint-Malo
|
| La mezcla, el fango, el diluvio de intercambios
|
| Que roen, basura, desfiguran el trance
|
| Hielo, fosas comunes en avalanchas
|
| El cielo, lacerado sin venganza
|
| Gris, la noche ya no es en blanco y negro
|
| Cielo, tal vez un día, silencio
|
| Una boda saqueada, un cielo de fin de batalla
|
| Y la tormenta anunciada, alboroto de alborotos
|
| Abortado sigue en emboscada
|
| Porque las cosas muertas, incluso rotas, nos atacan
|
| Levántate, persíguenos y mátanos de edad en edad
|
| Las novias más bonitas… Las más frías
|
| Latón destartalado que resuena en bandas de música
|
| Metal descolorido, melancolía de oro y plata opacos.
|
| Ese tiempo resentido se embota bajo su hoja
|
| A los tímpanos puros y dulces de las doncellas sin adornos
|
| ¡Haz sonar el aire violento de la música de cuartel!
|
| ¡Y a sus mejillas virginales les da el color de las llamas! |