| Dentro de las campanas de la eternidad repicando, la oscuridad nos lleva todavía
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| Participamos ahora de la indulgencia de los demás, según nuestra voluntad
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| Las lágrimas son las mismas que luchan por culpar
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| La congregación será quemada hasta los cimientos
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| Porque las ficciones de la locura son la hipocresía más sagrada
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| Sofocante ahora sin un sonido
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| Te escucho ahora desde mil vacíos
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| Alejado del tiempo y la atemporalidad
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| Donde encarnaciones de sustantivos simples
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| Son seres cada uno con coronas de oro
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| Afuera debajo de la noche abierta
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| Un vagabundo yace llorando
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| En alguna tristeza tácita
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| Mientras su sueño se queda dormido
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| Sus sueños en llamas con fuego maldito
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| De lamento y eternas vigilias
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| Noches de santificación, lujuria de tentaciones
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| Combinación de sigilos luciferinos
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| La muerte vendrá como repentina
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| Por la magia de nuestro Aquelarre
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| Y se cuenta el último horror
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| Estoy solo y solemne
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| En presencia de Amon
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| Soy un sacrificio que se enfría lentamente
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| Como ascuas del caído Deinoachus
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| Soñado con cadáveres, vimos el rostro de la tristeza
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| te tengo, y ahora más firme que los que temen
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| Porque en las orillas de la languidez, yacen los sonidos sinfónicos
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| Y desfallecidos gritos de batalla
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| Abrazando el invierno sin tumbas, tu diosa luna
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| Levántate infernal y hace aparecer las puertas
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| Porque no puedes mirarme con vergüenza y
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| Siempre atado en tus pensamientos y yo
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| Sin embargo, sin ser consumido en tu reflejo
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| Porque eres luciferia, mi hechicera de la noche
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| Tu Venus de seda grabada con vientos de deidad amorosa
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| Y la dulzura misma en tus labios
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| todavia con ansias de consumir y asi fena cafa llora
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| Envuelto en éxtasis de luz tenue como guerreros supremos
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| En las costas de Avalon
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| Donde moras, las telarañas de ébano demandan el
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| sueños macabros
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| Capturando tu esplendor en el dolor
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| E invocando perpetuamente la danza macabra
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| Y deseos ahogados en semilla insondable
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| Que ella podría tocar de nuevo
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| El rostro de su amada ignorante
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| Para someter y purgar el Edén
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| Mientras desciende como una silueta resplandeciente
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| Su señuelo hirviente dualidad
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| Que la separa de su marioneta
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| Su espíritu aún oscuro e impuro
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| Las cintas de la fe y la cresta sostuvieron el espectro
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| En ébano potente soñando con nuestra leyenda |