| conocí a luis ramirez
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| En las calles de Veracruz
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| Persiguiendo sombras por el callejón
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| Poniendo medallas en nuestros zapatos
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| Crecimos y trabajamos juntos
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| En las laderas y los campos
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| Hasta que los cítricos se secaron
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| Y los precios del café cayeron
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| Los trabajos comenzaron a mudarse al norte
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| Hasta que no quedó trabajo por encontrar
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| Luis dijo que conocía a alguien.
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| Quién podría ayudarnos a cruzar la línea
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| Así nos reunimos con Don García
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| Y sacamos nuestros préstamos
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| Esa noche bailamos y bebimos como si la mañana no llegara
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| Un autobús nos llevó a la frontera
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| Donde juntos cruzamos el cable
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| Pero perdimos de vista al coyote
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| Mientras el sol blanco de Sonora comenzaba a salir
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| A través de los cañones y arroyos
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| Hicimos nuestro camino hacia el oeste
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| El viento barrió la tierra
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| Y borró nuestros pasos
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| Fue en la carretera del diablo
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| Donde el calor convierte tu sudor en pasta
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| Luis cayó bajo las sombras rojas
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| De las almas perdidas que acechan este lugar
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| Sacó el dinero de su bolsillo.
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| Pon su mano en la mía
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| Y dijo, "hermano, te encontraré en el otro lado"
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| Abajo en el suelo del desierto
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| Sus ojos del color del óxido
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| Luis yacía muriendo
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| Su sangre mezclada con el polvo
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| Sostuve su mano hasta que dejó de respirar
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| Gracia susurrada en su oído
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| Pero ahí fuera en la desolación
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| Necesitas un tipo diferente de oración
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| Así que crucé al condado de Yuma
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| A través de los árboles de mezquite en llamas
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| En la risa de cada buitre
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| juro que escuché a luis
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| Ahora hay un bar en la magnolia del sur
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| Donde gasto lo que no necesito
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| Comprar tragos con los gavachos
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| Con mis hermanos del campo
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| Pasamos a través de los muertos y moribundos
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| A través de huesos secos y sueños desempolvados
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| Mi amigo, no te olvides
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| La forma en que se siente el hambre
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| Esta noche el cielo de Yuma es infinito
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| Y el agua es fresca y verde
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| Cierro mis ojos
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| Y deja que la oscuridad me trague |