| Los falsos profetas marcan el camino
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| Con sonrisas en sus rostros
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| No es digno de nuestra alabanza
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| Cuando los humanos se conviertan en nuestros dioses
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| Alimentándose de nuestra fe, nuestro espíritu se desvanece
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| Nunca aliviaremos el dolor
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| Cuando los humanos se conviertan en nuestros dioses
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| Rogamos de rodillas, que alguien nos salve
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| Nos inclinamos ante nuestros reyes, pero son como nosotros
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| Solo y perdido, fuertemente lavado de cerebro
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| Incluso podrían querer salvarnos
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| Pero no son dioses, viviendo entre nosotros.
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| Los falsos profetas marcan el camino
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| Con sonrisas en sus rostros
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| No es digno de nuestra alabanza
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| Cuando los humanos se conviertan en nuestros dioses
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| Alimentándose de nuestra fe, nuestro espíritu se desvanece
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| Nunca aliviaremos el dolor
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| Cuando los humanos se conviertan en nuestros dioses
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| Cuando los humanos se conviertan en nuestros dioses
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| Todos cabalgan en un caballo blanco para salvarnos
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| Enseñan impotencia y luego se aprovechan de las almas vacías
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| Solo y perdido, fuertemente lavado de cerebro
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| Incluso podrían querer salvarnos
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| Pero no son dioses, viviendo entre nosotros.
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| Los falsos profetas marcan el camino
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| Con sonrisas en sus rostros
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| No es digno de nuestra alabanza
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| Cuando los humanos se conviertan en nuestros dioses
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| Alimentándose de nuestra fe, nuestro espíritu se desvanece
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| Nunca aliviaremos el dolor
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| Cuando los humanos se conviertan en nuestros dioses
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| Cuando los humanos se conviertan en nuestros dioses
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| Dioses, dioses, dioses
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| Cegados por nuestros moretones y cicatrices
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| Nuestros ojos engañados por corazones sangrantes
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| Cuando los humanos se conviertan en nuestros dioses
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| Cuando los humanos se conviertan en nuestros dioses
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| Cegados por nuestros moretones y cicatrices
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| Nuestros ojos engañados por corazones sangrantes
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| Cuando los humanos se conviertan en nuestros dioses |