| Cariño, no me grites cuando estoy limpiando mi arma
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| Lavaré la sangre del portón trasero cuando termine la temporada de ciervos
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| Tenemos un fin de semana más para ir
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| Y me gustaría matar una cierva más
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| Así que palearé la acera otra vez porque todavía estás en un estofado
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| Y apuesto a que a la viuda del encargado del puente no le importará que no pueda complacerte
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| Ella seguro consiguió la carrera de los hombres
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| Aquí afuera, donde los pickin son escasos, no hay mucho que hacer
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| Me desperté anoche
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| En las garras de un susto
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| Miedo de respirar porque podría hacer un ruido
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| Pero esta vida que anhelamos
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| Tan poco ahorramos
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| entre las tumbas de los abuelos y los juguetes de los nietos
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| Crecimos duro
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| Y nuestros hijos no saben lo que eso significa
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| Nos convertimos en nuestros padres antes de dejar la adolescencia
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| A través de series de Chevys y Fords
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| El giro ocasional alrededor del piso en la cantina de cobre
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| Ahora las cajas bix en el desvío nos están afeitando
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| Supongo que aguantaremos un par de años más hasta que la pensión entre en vigor.
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| Luego venderemos todo el stock en la tienda
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| Deja solo la cerradura en la puerta y me pregunto qué entonces
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| Cuando me despierto por la noche
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| En las garras de un susto
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| Y me abrazas tan fuerte a tu pecho
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| Y tu aliento en mi piel
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| Todavía me atrae de nuevo
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| Hasta que sea ingrávido y luego pueda descansar
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| Entonces, si Monseñor te lleva a un lado mientras te vas de la iglesia
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| Y estoy en las líneas de caída de hielo para la lucioperca y la perca
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| Diles que no es tu trabajo traerme al redil
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| Y prefiero destacarme en el frío
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| Y cariño, lo sé
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| La pila de leña está baja y no puedes cerrar la chimenea
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| Así que dividiré un par de acordes más antes de que termine el invierno
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| Aférrate a tus cuentas de rosario
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| Déjame con mis malas acciones como siempre lo hacemos |