| El hermano mayor tenía un club en la casa del árbol cuando solo tenía diez años.
|
| No sabía el código secreto, así que no me dejarían entrar.
|
| Me dijeron que era demasiado joven para el tipo de juegos que jugaban.
|
| Recuerdo, me sentaba y lloraba, deseando tener el doble de mi edad
|
| Mi abuelo era el único con un oído comprensivo
|
| Con paciencia, me consolaba cuando estaba al borde de las lágrimas.
|
| Y yo diría abuelo, ¿por qué tarda tanto en pasar el tiempo?
|
| Y él decía, deporte, la vida es demasiado corta sin importar cuánto dure
|
| Demasiado pronto verás cómo de repente el mañana se convierte en pasado
|
| La vida es demasiado corta sin importar cuánto dure
|
| A los veinte, me llamaron a casa, porque el tiempo del abuelo estaba cerca
|
| Nos reunimos alrededor de su cama, luchando contra las lágrimas
|
| Dije, abuelo, no podemos dejarte ir, aunque tengas noventa y tres
|
| Él dijo, me encantaría quedarme, pero no depende de mí
|
| Y luego, lo escuchamos susurrar con una voz que se desvanecía rápidamente.
|
| La vida es demasiado corta sin importar cuánto dure
|
| Hoy vino mi nietecito y se subió a mis rodillas
|
| Él dijo, ¿por qué no puedo ser adulto, en lugar de solo tres
|
| Y luego, esas viejas palabras familiares vinieron del pasado.
|
| Y, dije, deporte, la vida es demasiado corta sin importar cuánto dure
|
| Demasiado pronto verás cómo de repente el mañana se convierte en el pasado
|
| La vida es demasiado corta sin importar cuánto dure
|
| La vida es demasiado corta, no importa cuánto dure... |