Traducción de la letra de la canción Pray - Enthroned
Información de la canción En esta página puedes leer la letra de la canción Pray de - Enthroned. Canción del álbum Tetra Karcist, en el género Метал Fecha de lanzamiento: 31.07.2013 sello discográfico: Napalm Records Handels Idioma de la canción: Inglés
Pray
(original)
For my guardian trinity
I raise up the truth, that bitter and hasty nations…
Terrible and dreadful: their judgement and their dignity
Shall proceed of themselves
Thou art of more pure eyes than to behold their thoughts
And cannot look on iniquity o Lord!
Wherefore lookest thou upon them
… that deal treacherously
Give ear, unto my prayer
Father, I have called upon thee (listen to me!)
Incline thine ear unto me!
Give ear, unto my prayer… My prayer!
Behold ye among the plebe:
For I will not work his task in your days
Hold not thy joy when the wicked devoureth
The man that is more righteous… Righteous
… Righteous than he?
Give ear, unto my prayer
Father, I have called upon thee (listen to me!)
Incline thine ear unto me!
Give ear, unto my prayer… My prayer!
Granter of our flesh, Muse of our minds
Granter of our lives, dominion of our decadence
O mighty Lord.
O mighty Father
We pray to thee…
(traducción)
Para mi guardián trinity
Levanto la verdad, que las naciones amargas y apresuradas...
Terrible y espantoso: su juicio y su dignidad
Procederán por sí mismos
Eres de ojos más puros que para contemplar sus pensamientos
¡Y no puede mirar la iniquidad, oh Señor!
¿Por qué los miras
… que tratan a traición
Presta oído a mi oración
Padre, te he invocado (¡escúchame!)
¡Inclinad a mí vuestro oído!
Presta oído a mi oración... ¡Mi oración!
He aquí vosotros entre la plebe:
Porque no trabajaré su obra en vuestros días
No detengas tu alegría cuando el malvado devora
El hombre que es más justo... Justo
... ¿Justo que él?
Presta oído a mi oración
Padre, te he invocado (¡escúchame!)
¡Inclinad a mí vuestro oído!
Presta oído a mi oración... ¡Mi oración!
Dador de nuestra carne, Musa de nuestras mentes
Dador de nuestras vidas, señorío de nuestra decadencia