| Ah, bueno, ¿quién no sería un muchacho marinero, un navegante en el
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| Principal
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| Para ganar la buena voluntad del buen nombre de su Capitán
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| Llegó a tierra, una tarde desde el mar
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| Y ese fue el comienzo de mi propio amor verdadero y yo
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| Coro:
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| Y es hogar chicos, hogar
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| Hogar en el que me gustaría estar, en casa por un tiempo
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| En mi propio país, donde el roble y el fresno y el
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| Árbol de serbal hermoso
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| ¿Están todos creciendo más verdes, en el país del norte?
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| le pedí una vela para iluminarme camino a la cama
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| Lo mismo para un pañuelo para atar alrededor de mi cabeza
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| Ella atendió mis necesidades, como una joven sirvienta debería hacer
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| Entonces le digo, ¿por qué no saltas conmigo también?
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| Coro
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| Ella salta a la cama y no hace ninguna alarma,
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| Pensando que un joven marinero no podría hacerle ningún daño
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| Yo la abracé; |
| La besé toda la noche
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| Hasta que deseó que la corta noche hubiera sido de siete años
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| Largo
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| Coro
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| Temprano a la mañana siguiente, el marinero se levantó
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| Y en el delantal de María, arrojó un puñado de oro
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| Diciendo «Toma esto, querida. |
| Por el daño que he
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| Hecho,
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| Porque esta noche temo haberte dejado con una hija o una
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| Hijo."
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| Coro
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| Y si es una niña, envíala a amamantar
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| Con oro en el bolsillo y con plata en la cartera
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| Y si es un niño varón, se pondrá la chaqueta azul
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| E ir trepando por el aparejo, como solía hacerlo su papá
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| Hacer
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| Coro
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| Así que venid todas, bellas doncellas, una advertencia, sed yo.
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| Nunca dejes que un muchacho marinero esté a una pulgada por encima de tu rodilla
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| Confié en uno y me engañó
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| Me dejó con un par de gemelos para juguetear en mi rodilla.
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| Coro |