| Se ha ido la llama
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| Ardiendo las cenizas
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| Un parpadeo se desvanece en mis ojos
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| Perseguido por el aullido de la vida
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| Las sombras proyectadas por la pira que se desvanece
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| A la hora del crepúsculo hacer guardia
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| Porque las criaturas acechan en la oscuridad más profunda
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| Esperando a que la luz se vuelva escasa
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| Su desesperanza, la niebla sin fin
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| Mientras respire son míos
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| Así que le pido al viento un susurro para mis parientes caídos
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| Pero sus sombras en los árboles no son más que una fantasía
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| Tan distante la llamada de los sueños olvidados
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| Cómo anhelan y ruegan por la liberación
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| Permanezco inactivo mientras todos son aplastados por el giro de la rueda del destino.
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| Un nómada del páramo viaja a través de la niebla
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| Donde mis pies han pisado, lo más profundo son los pantanos
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| Donde el viento está aullando su canción, vadeo a través de la nieve
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| Un viaje del corazón, ningún camino puede llevarme a donde voy
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| Soy un vagabundo marchito, díscolos son mis objetivos
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| Perdido en bosques antiguos, cristalizado por almas
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| Fue mi carga una vez un honor, se reduce a una situación difícil
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| En esta fortaleza de la mente que he estado rondando toda mi vida
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| Más allá de la gran división dorada
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| Una cadencia frágil tan cálidamente golpea
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| Para quien se desvanece el alma se divide
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| Siempre ido a donde murió la luz del día
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| Fija en el horizonte siempre está mi mirada
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| Amargamente sigo adelante, cegado por la neblina
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| ¿Es el amanecer o caerá el anochecer, nunca lo sabré?
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| Porque la oscuridad que me rodea me recuerda a mi propia
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| La niebla envuelve las ruinas, (su) propósito perdido en el tiempo
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| Estatuas en reclusión, vacíos están sus ojos
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| Cómo anhelo encontrar una razón en este mundo para soportar
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| Pero todo lo que veo son cadáveres de aquellos que se perdieron.
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| Antes…
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| La cadencia frágil ahora se desvanece lentamente
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| Un pálido informe se aleja de la sombra
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| Y susurra a mi mente:
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| «Ha llegado el momento de dejar atrás tu figura»
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| Oh llama de vida, madre arrepentimiento
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| Ten piedad de este desgraciado caído
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| Dame la fuerza para viajar en
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| Y llegar al salón donde guía el cuervo
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| Mi cuerpo está demasiado frío para seguir adelante, en un último acto de desafío
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| Mis pies se mantienen firmes en la nieve, pero la congelación cobra su precio final
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| Levanto mis manos hacia el cielo y hago sonar mi último grito desesperado
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| Suplico y suplico al cielo misericordia
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| Mientras mi corazón se congela lentamente, abrazo la tormenta
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| Y mientras muero veo el velo levantado por el sol |