| ¿Seguirás la maldición de un dolor funesto?
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| Más allá de los hitos de la muerte. |
| Al olvido insaciable
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| Hasta el final de todo. |
| ¿Seguirás?
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| Deletrea una palabra que sucederá
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| Con una luz resplandeciente del amanecer plomizo
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| En un apuro repentino, su corazón todavía late
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| Una joya lamentada enterrada profundamente en tragedias
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| con todo el odio que pudo guardar,
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| sangrando tan dolorosamente
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| En vano culpó al Señor y lloró
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| Sus oraciones despreciadas por santos tácitos
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| Harto de una lengua de blasfemia,
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| Sus suspiros debilitados terminarán en agonía
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| Oh, destino desdichado de toda la humanidad
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| Cuando la oscuridad llama un día
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| En su serenata final,
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| De nuevo ella despierta
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| Para tomar un destino doloroso del doliente
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| En cada amanecer que veo
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| Aparece una figura pálida,
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| Al caos desastroso arrastrándome hacia abajo
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| Hacia la niebla doy un paso
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| En cordura disonante
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| Condenación ardiente de una víctima,
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| En una vaga negrura que me persigue,
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| Enfurecedores aullidos de silbidos de muerte
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| Robándome el terror,
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| La brillante visión se solidificó
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| realidad navaja
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| Enfurecidos silbatos aulladores de muerte
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| Los vientos silenciosos silban
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| mi propia enfermedad
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| He visto una visión parpadeando
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| Y la belleza de su quietud
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| De una respiración realista pude escuchar un suspiro
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| Entonces ella dejó caer una lágrima
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| como si estuviera viva
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| Hacia la maldición
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| Ahora
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| Las puertas del sueño eterno se abrieron de par en par
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| Debajo del vendaval y la línea de flotación
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| Dio un paso hacia la tierra helada,
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| Donde los vientos silenciosos silban la muerte
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| Luz sobre nosotros, neblina a nuestro alrededor
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| La luz sobre nosotros desciende
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| Y eres tan frágil derritiéndote en mis brazos,
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| Una visión etérea
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| La mañana se desvanece en armonías tranquilas
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| Una sombra danzante se desliza entre mis manos
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| Hacia el camino no transitado
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| Donde todavía están los inmortales
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| Un refugio sereno para su descanso eterno
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| Un corazón apenas latiendo escucho
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| En la melodía de un silbido
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| Oh, mi mente puede rendir
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| Un vagabundo del mar solitario
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| Para dar una serenata a mis problemas
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| Una niebla gris rompe el amanecer
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| En la locura agitada del mar tempestuoso
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| Por vientos tormentosos
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| Su sueño perturbado. |
| Interrumpido
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| ella todavía está horrorizada
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| Y apretado a la cubierta
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| Oh, cómo me gustaría que estuviera viva
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| Una vez desembarcada una bella doncella
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| Lejos y desolados
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| Su cadáver a la deriva del caos hizo
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| Para volver a la vida no más
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| En aguas saladas venenosas profundas
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| Dentro del vacío
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| Y luego vi la destrucción total de una forma visible
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| Quemado, destrozado y desgarrado
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| Esa niebla se disipó en la orilla
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| De nuevo tu cuerpo yacía congelado
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| No más mi aliento podría descongelar tu alma
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| Cada amanecer abro los ojos y suspiro por ti |