| Los extraños exhalan su aliento pútrido
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| Su hedor viola el aire puro y frío.
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| Su lujuria contamina la tierra sagrada
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| Y deja atrás la tierra arrasada
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| Nadie ve sus ojos...
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| Nadie siente sus garras...
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| Nadie huele su aliento...
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| Sólo susurros infernales... muerte...
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| El suelo agoniza bajo el martillo del rayo
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| ¡Malditos sean, reyes, que han enfadado a los dioses!
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| La sangre se congela por los gemidos de las madres
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| ¡Lucharemos por la gloria hasta la última gota de sangre!
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| Esto es venganza por nuestro orgullo
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| Esta es la rabia, fluyendo en nuestras venas
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| Este es el odio, el odio en nuestros ojos
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| ¡No fallaremos en esta guerra sin fin!
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| Como el humo de las piras ennegrece el cielo
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| Los enemigos celebran sus malvadas victorias
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| La furia silenciosa se arrastra detrás
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| Y esperando el salto mortal
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| Míranos a los ojos…
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| Enfréntate a nuestras garras...
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| Siente nuestra respiración...
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| ¡Escucha el rugido de tu muerte!
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| Y nada quedará que llorar
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| Muertos en una batalla o muertos de rodillas
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| Todos iguales en esta sangrienta carnicería
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| Pero no a los ojos de los dioses... ¡reino muerto del orgullo!
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| El suelo agoniza bajo el martillo del rayo
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| ¡Malditos sean, reyes, que han enfadado a los dioses!
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| La sangre se congela por los gemidos de las madres
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| ¡Lucharemos por la gloria hasta la última gota de sangre!
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| Esto es venganza por nuestro orgullo
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| Esta es la rabia, fluyendo en nuestras venas
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| Este es el odio, el odio en nuestros ojos
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| ¡No fallaremos en esta guerra sin fin! |