| Bueno, en mil ochocientos catorce hicimos un viajecito
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| Junto con el Coronel Jackson por el poderoso Mississipp'
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| Tomamos un poco de tocino y tomamos un poco de frijoles
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| Y nos encontramos con los británicos en la ciudad de Nueva Orleans
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| Disparamos nuestras armas y los británicos seguían viniendo
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| No hubo tantos relinchos como hace un tiempo
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| Disparamos una vez más y comenzaron a correr
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| Por el Mississippi hasta el Golfo de México
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| Vimos a Morse Jackson caminando por la calle
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| Y hablando con un pirata llamado Jean Lafette
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| Le dio a Jean una bebida que trajo de Tennessee
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| Y el pirata dijo que nos ayudaría a expulsar a los británicos en el mar
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| Los franceses dijeron Andrew, será mejor que corras
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| Para Pakenham viene con una bala en su arma
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| El viejo Hickory dijo que no nos importaba un carajo
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| Iba a quitarle los pantalones al general Pakenham
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| Disparamos nuestras armas y los británicos seguían viniendo
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| No hubo tantos relinchos como hace un tiempo
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| Disparamos una vez más y comenzaron a correr
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| Por el Mississippi hasta el Golfo de México
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| Bueno, disparamos nuestro cañón hasta que el cañón se derritió
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| Luego agarramos un caimán y peleamos otra ronda
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| Le llenamos la cabeza con balas de cañón y le empolvamos el trasero.
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| Y cuando disparamos el polvo del caimán perdió la cabeza
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| Perdieron sus pantalones y sus lindos abrigos brillantes
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| Y sus colas siempre estaban mostrando como un montón de machos cabríos
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| Corrieron río abajo con la lengua colgando
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| Y dijeron que les dieron una paliza, de lo que no había ninguna duda.
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| Disparamos nuestras armas y los británicos seguían viniendo
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| No hubo tantos relinchos como hace un tiempo
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| Disparamos una vez más y comenzaron a correr
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| Por el Mississippi hasta el Golfo de México
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| Marchamos de regreso a la ciudad en nuestros pantalones sucios y andrajosos
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| Y bailamos toda la noche con las chicas bonitas de Francia
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| No podíamos entenderlos pero tenían los encantos más dulces.
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| Y los entendíamos mejor cuando los teníamos en nuestros brazos
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| Marcharemos de regreso a casa pero nunca estaremos contentos
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| Hasta que hagamos de Old Hickory el presidente del pueblo
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| Y cada vez que pensamos en el tocino y los frijoles
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| Pensaremos en la diversión que tuvimos en Nueva Orleans
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| Bueno, corrieron a través de las zarzas y corrieron a través de las zarzas
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| Y corrieron entre los arbustos donde un conejo no podría ir
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| Corrieron tan rápido que los sabuesos no pudieron atraparlos
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| Por el Mississippi hasta el Golfo de México... |