| Me despierto de un sueño profundo
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| Sorprendido por el pico en mi estado de ánimo
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| Empujado fuera de un sueño
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| Jugado por su control sobre mí
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| Me deslizo de las garras de esa visión
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| Del toque de un muslo áspero en el mío
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| Acercándome, extiéndeme más
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| Tiemblo en el fuego de ese deseo
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| Miedo de no despertarme de su garra eufórica
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| el bebe de mi
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| Saboreando todo lo que pasa
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| Atormentado por el sonido mientras sorbe de la taza que le sirve
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| Haciendo fluir el río
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| rompiendo, inundando el alma
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| Ese lenguaje líquido lo dispara
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| Haciendo movimientos que mueven
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| Arrastrándose por debajo
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| Mirando a los ojos, lanzando hechizos
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| Glaseando, las miradas se derriten y luego tiemblan
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| Por dentro tratamos de escondernos
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| Pero el disfraz está desgarrado por la lujuria
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| Nos acostamos allí
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| Perdido bajo el velo de todo
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| Empapado en la verdad
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| Frente al reflejo de nuestra locura
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| No trates de luchar contra la verdad
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| Te esperaré, esperaré, te esperaré
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| No trates de luchar contra la verdad
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| Te esperaré, esperaré, te esperaré
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| No trates de luchar contra la verdad
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| Te esperaré, esperaré, te esperaré
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| No trates de luchar contra la verdad
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| Te esperaré, esperaré, te esperaré
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| Esas noches que me dejaste solo
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| Encerrado en el silencio
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| Sabía lo que estabas haciendo
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| Dejándome esperando en el azar de tu ausencia
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| A menudo contemplo esa tierna manipulación
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| El que me tiene como rehén
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| Cambia esa necesidad al estado de ánimo
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| Conducido firmemente a un tiempo que nunca marca, que nunca se mueve
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| Húmedo con tu recuerdo
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| Atado al convoy de tu encanto
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| El que nunca me deja ir
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| Sin embargo, me empuja al borde de la locura |