| Cuando la paz, como un río, acompaña mi camino
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| Cuando las penas como olas del mar ruedan;
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| Cualquiera que sea mi suerte, Tú me has enseñado a decir
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| Está bien, está bien, con mi alma
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| Está bien con mi alma
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| Está bien con mi alma
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| Está bien, está bien, con mi alma
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| Aunque Satanás abofetee, aunque vengan pruebas
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| Deja que esta bendita garantía controle
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| Que Cristo ha mirado mi estado de desamparo
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| y derramó su propia sangre por mi alma
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| ¡Mi pecado, oh, la dicha de este glorioso pensamiento!
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| Mi pecado, no en parte sino en todo
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| Está clavado en la cruz, y no lo soporto más
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| ¡Alabado sea el Señor, alabado sea el Señor, alma mía!
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| Para mí, sea Cristo, sea Cristo, pues vivir:
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| Si Jordan encima de mí rodará
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| Ningún dolor será mío, porque en la muerte como en la vida
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| Tú susurrarás Tu paz a mi alma
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| Pero, Señor, es por Ti, por Tu venida esperamos
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| El cielo, no la tumba, es nuestro objetivo;
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| ¡Oh trompeta del ángel! |
| ¡Oh voz del Señor!
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| ¡Bendita esperanza, bendito descanso de mi alma!
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| Y Señor, apresura el día en que mi fe sea vista
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| Las nubes se enrollarán como un pergamino;
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| La trompeta sonará, y el Señor descenderá
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| Aun así, está bien con mi alma |