| Soy Hans Christian Andersen,
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| Tengo muchos cuentos que contar
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| Y aunque soy zapatero,
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| Yo diría que les digo bastante bien
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| Remendaré tus zapatos y arreglaré tu bota
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| cuando tengo un momento libre
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| cuando no estoy ocupado
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| como un pato morado, o la ladera de una montaña,
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| o las tres y cuarto
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| Soy Hans Christian Andersen,
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| ¡Andersen, ese soy yo!
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| Soy Hans Christian Andersen,
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| les traigo una fábula rara
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| Había una vez una mesa,
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| que dijo «Ay, cómo me gustaría una silla»
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| Y entonces y allí vino una dulce silla joven
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| todos vestidos con un vestido de novia
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| Le dijo con una voz tan verdadera
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| «Ahora no dije que me casaría contigo
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| Pero me gustaría sentarme»
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| Soy Hans Christian Andersen,
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| Andersen está en la ciudad.
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| Me escribo una nota todos los días,
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| y lo coloco en mi sombrero.
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| El viento pasa, el sombrero sopla alto
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| pero ese no es el final de eso
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| Para dar vueltas y vueltas al mundo va
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| aterriza aquí justo detrás de mí,
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| Lo recojo, y leo la nota,
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| que es simplemente para recordarme
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| Soy Hans Christian Andersen,
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| ¡Andersen, ese soy yo!
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| Soy Hans Christian Andersen,
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| Mi pluma es como un arroyo balbuceante
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| Permítame mostrarle, querido señor,
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| mi último libro
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| Ahora aquí hay una historia de un simple tonto,
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| solo echa un vistazo a una página o dos
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| Te ríes «Ja Ja» pero te sonrojas un poco
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| Porque te das cuenta mientras lo lees
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| Que también te está leyendo
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| Soy Hans Christian Andersen,
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| ¡Andersen, ese es quién!
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| Soy Hans Christian Andersen,
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| y este es un dia de abril
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| Está lleno de la magia que necesito
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| para acelerarme a mi manera
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| Mi libro de bolsillo tiene un aspecto vacío
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| cojeo en un zapato lleno de bultos
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| O si quiero ser un pez volador,
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| o un millonario con una mecedora,
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| y una albóndiga en mi guiso
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| Soy Hans Christian Andersen,
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| ¡Andersen, ese es quién! |