| En un hotel del Medio Oeste
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| Un hombre espera su comida.
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| Y él sabe tan bien
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| Las esquinas y los zócalos de su celda de ocho por ocho
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| y el lo necesita
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| Tanto que nunca lo dejaría
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| Por el bien de su salud mental
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| Míralo cada vez que lo gaste en alguien que no sea su clase trabajadora.
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| Oh, tira de esa cadena un poco más fuerte, hombre
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| Hasta que empieces a relajarte y todos los ángeles se rían
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| Porque no puedes recuperarlo
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| Oh, muéstrales a todos que eras un luchador, hombre
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| ¿No mirarás eso?
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| Ahora estás cubierto de sudor, tratando tanto de olvidar
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| En retrospectiva
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| No podía dedicar ni un minuto de su tiempo.
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| Hizo lo que pensó que era correcto
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| Por el simple cambio de su apetito
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| Y en el tercer piso
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| Se levanta de la cama otra vez
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| No puedo recordar lo que está buscando
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| Así que prueba todos los códigos de la cerradura de su puerta
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| Oh, tira de esa cadena un poco más fuerte, hombre
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| Hasta que empieces a relajarte y todos los ángeles se rían
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| Porque no puedes recuperarlo
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| Oh, muéstrales a todos que eras un luchador, hombre
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| ¿No mirarás eso?
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| Ahora estás cubierto de sudor, tratando tanto de olvidar
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| Oh, tira de esa cadena un poco más fuerte, hombre
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| Hasta que empieces a relajarte y todos los ángeles se rían
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| Porque no puedes recuperarlo
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| Oh, muéstrales a todos que eras un luchador, hombre
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| ¿No mirarás eso?
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| Ahora estás cubierto de sudor, tratando tanto de olvidar
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| Oh, tira de esa cadena un poco más fuerte, hombre
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| Hasta que empieces a relajarte y todos los ángeles se rían
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| Porque no puedes recuperarlo
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| Oh, muéstrales a todos que eras un luchador, hombre
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| ¿No mirarás eso?
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| Ahora estás cubierto de sudor, tratando tanto de olvidar |