| Abajo por el lago en la lluvia de noviembre
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| Árboles fantasmales velados en brumas grises.
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| Allí, en la orilla, yacía un caballero que juraba
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| Se había propuesto una presa preciosa.
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| Cuando un cisne grácil vestido de blanco purísimo
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| Desembarcamos en la oscuridad de la noche.
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| Y ante sus ojos quitándose el disfraz
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| Se dirigió a una feria de doncellas
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| ¡Oh, cuánto anhelaba contemplar para siempre
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| La belleza que conoció junto a ese lago.
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| Y a su alcance yacía todo lo que podía buscar
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| Su magia era suya para tomar.
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| Con su corazón puesto a arder demasiado fuerte era su anhelo
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| Su mirada fue fijada por la reina
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| En un instante de tiempo se decidió
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| y le quitó su penacho blanco.
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| A pesar de todas sus súplicas, atrapada en necesidades egoístas
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| Él la ató con un lazo mágico.
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| Ella siguió el hechizo y lo protegió bien.
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| Para siempre para mantenerlo a salvo.
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| Hasta que un triste día en el primer amanecer de mayo
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| El caballero entonces se encontró con su destino.
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| Porque cuando surgió la batalla, ella estaba mirando demasiado de cerca.
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| y murió a golpe de espada.
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| Abajo por el lago en la lluvia de noviembre
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| Un caballero camina por la orilla solitaria.
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| Cayendo de rodillas le está rogando por favor,
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| ¡Levántate por mí para siempre!
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| Pero él grita en vano, demasiado fuerte es su dolor,
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| ¡La doncella perdida para siempre!
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| Ahora el orgulloso caballero está muriendo, su corazón cruel está mintiendo
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| Junto al que más amaba. |