| Probé el tuyo...
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| Seguimiento del laberinto...
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| Doblar la nada
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| enorme brecha
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| No suficientemente grande...
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| Debería haber sentido las angustias de tu caída, esta negación,
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| tu rechazo a la vida que nos ataba por despecho
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| Entiendo, siento, la adicción que te está bebiendo hasta el fondo, me atraviesa,
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| atraeme hacia ti
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| Sin la voz, el diálogo es más audible.
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| Y solo queda tu mano, sus escritos que eventualmente reemplazarán tus gritos
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| Un olor a carne compite con el perfume, se apodera del aire
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| Succionado violentamente por este enorme agujero, me mira, apático, y me lanza
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| "ahora o nunca"
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| Todas esas palabras que nunca llegamos a decir fueron pasadas en silencio por
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| las miradas de nuestros dos seres se resquebrajaron
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| Dulce momento, dulce mamá...
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| Sin cesar, la animadversión alimentó este deseo furioso de finalmente contemplar
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| un espectáculo conjunto
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| Muchas veces…
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| Escribí un guión implacable
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| Cada noche…
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| El escudo de la desgracia ajustado, innombrable
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| El tiempo, su obra, deja solo destellos de esas horas oscuras.
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| divisores de este temible infierno que nos partió a todos
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| Chorros de etanol corrosivo quemaron tus elecciones
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| Esto es lo que me queda de ti, una luz lenta y cálida de un sol frío.
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| Esos raros momentos profundos de comunión, velando la destrucción inevitable
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| Durante mucho tiempo todo lo que quedó de la oscuridad fue un anhelo de partir,
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| correr, rendirse
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| La guarida empapada de humo, empapada en alcohol
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| Rompe las cadenas del pasado, crea lo irreal
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| Mi ideal visceral perdido en el abismo de la oscuridad absoluta
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| Estos suaves acordes disonantes de melancolía, estridentes, exhuman mi cadáver de
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| aburrimiento
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| Desnudo, frente al mundo, la asfixia parece natural, arterial
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| Las edades pueden correr, la experiencia nutrirse, los resentimientos pudrirse,
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| texturas atonales, y el tiempo da la oportunidad de sanar
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| El insecto enjambre, mordisqueador de células, cebado por el abuso,
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| amenazando con mil advertencias, te devoré
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| Atrapado en tu garganta, la bestia hambrienta cerró
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| Aquí estás ahora entre nosotros
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| mi madre cariñosa
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| Calmado junto a aquellos que nos construyen
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| Los que nos enseñaron a dominar esta locura siniestra, atávica,
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| abrazándonos a ti y a mí
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| No pudimos conocernos hasta el final.
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| Estas últimas horas de silencio antes de partir, sorbos de delicadas sonrisas,
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| atención
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| Estos alientos de comprensión han grabado mi memoria para siempre.
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| Podía saborear tan poco de todo
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| Es muy dificil
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| Extraño… |