| En nuestra prisa coronamos a un rey
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| En nuestra prisa llevamos su pecado
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| En nuestra prisa lo vimos dios
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| en nuestra prisa; |
| nacido de nuevo
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| No en la vida sino en palabras de ficción
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| Otra fábula tallada en piedra
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| Su crucifijo una imagen tallada
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| Fe impotente, para morir solo
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| Un hijo bastardo de un dios bastardo
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| Salvadores robados del tomo antiguo
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| Ídolos deformes en templos hechos por el hombre
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| Una mano ensangrentada sobre nuestras bocas
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| el hombre mártir; |
| rey autoproclamado
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| Mintió en sangre este pecado egoísta
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| Dejar de lado nuestra cordura
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| La trinidad de la suciedad y la mentira
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| Su majestuosa forma pestilente
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| Un rostro podrido de nuestra vanidad
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| Su majestuosa forma pestilente
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| Un rostro podrido de nuestra vanidad
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| Una cruz una estrella un glifo
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| Quemado en nuestra carne
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| De nuestro prematuro nacimiento
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| Echa sobre nosotros hasta la muerte
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| Y así estamos, siempre esperando el final
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| Ojos hacia el cielo, siempre esperando el final
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| Palabras vacías leídas por ojos ingenuos
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| Sacado de las páginas, mejor olvidado
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| Proyectan un billón de sombras a su paso
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| Destruye todo lo que conocemos
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| Los simios hinchados fingen ignorancia
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| Paño para ocultar nuestra culpa los tallos
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| Nuestra naturaleza asesina en colorete pastel
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| Esta moralidad que intentamos desfallecer
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| El hombre construyó Dios crea el velo
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| Se cuelga ante todos nosotros y espera
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| Los que eligen su cálida caricia
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| Dignifica este destino vacío
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| Mitos angelicales agrietados en el horno
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| Fragmentos incrustados en la boca de los mentirosos
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| Naturaleza cargada como no apta
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| Desfigurado la santidad del amor
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| Derribaron todo lo que es bueno, todo lo que es completo
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| Derribaron todo lo que es bueno, todo lo que es completo |