| Sobre las montañas, y bajo el cielo
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| Montando sucios caballos grises, vamos tú y yo
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| Apareándose con el azar, copulando con alegría
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| Los pagadores tristes y alegres (por lo que vale)
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| Los castillos de helado están refrigerados;
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| Los vendedores de supermercados están en desfile
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| Hay un apretón de manos dorado colgando de tu cuello
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| Mientras enciendes tu cigarrillo en la cubierta en llamas
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| Y equilibras tu mundo en la punta de tu nariz
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| Como un león marino con una pelota, en el carnaval
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| Llevas una piel brillante y un sombrero gracioso
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| El todopoderoso entrenador de animales lo deja ir así.
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| Ladras muy levemente al arma del Entrenador
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| Con tus bigotes derritiéndose en el sol del mediodía
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| Das la vuelta y te dejas caer bajo el Big White Top
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| Donde la amante del ring de piernas largas comienza y se detiene
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| Pero ya sabes, después de todo, el acto se está agotando.
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| A medida que la multitud se inquieta y comienzan los abucheos
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| Pero equilibras tu mundo en la punta de tu nariz
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| Eres un león marino con una pelota en el carnaval
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| Solo un rastro de orgullo en nuestras sonrisas fijas
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| Porque no hay negocio como el espectáculo en el que estamos
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| No hay razón, ni rima, ni derecho
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| Dejar el circo hasta que hayamos dicho buenas noches
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| La misma actuación, de la misma manera antigua;
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| Es la misma vieja historia de este Passion Play
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| Así que dispararemos a la luna, y esperamos llamar la melodía
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| Y no hagas alfiletero de este gran globo
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| Mira cómo equilibramos el mundo con la punta de nuestras narices
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| Como lobos marinos con una pelota en el carnaval |