| Dudando de Thomas estaciona su auto en su mejor ropa de domingo
|
| Toca su billetera, endereza la corbata, enciende un cigarrillo
|
| El progreso del peregrino, sin final de viaje
|
| ¿Hacia dónde Michael?
|
| A través de la puerta escanea el bar, luego aparece un espacio
|
| Su bebida se sirve, porque él está entumecido, el servicio comienza aquí
|
| Lo ve en el rostro de la camarera, la caricia de una sonrisa ganadora
|
| Un millón de ojos en el acecho público, la cola para confesar
|
| Causas perdidas, amores, odios y vergüenzas, viejas batallas peleadas y ganadas
|
| Malas deudas, malas propinas, la canción del cementerio, los soñadores hablan en lenguas
|
| Halos enjambre, el aire es delgado, espeso humo en mallas de azul
|
| Elvis tiene un corazón de madera, los ojos recorren la habitación
|
| Cabezas vacías y estómagos llenos, los ceniceros se desbordan
|
| Se elevan las bebidas y las voces alaban las buenas acciones de antaño.
|
| Apura su copa y hace una seña, aparece la Virgen Reina
|
| El Príncipe Rey necesita un toque tierno, su sagrado corazón no conoce el miedo.
|
| Sobre una nube en un santuario óptico, no puede controlar sus lágrimas
|
| De rodillas, con las manos en oración, una práctica caducada durante años.
|
| El altar se aclara, la luz se oscurece, suena la campana del sanctus
|
| Un milagro a la hora de cerrar, nuestra señora sostiene a su hijo
|
| Los fieles vienen a celebrar la visión que tuvo Tomás
|
| Un riel ahora se encuentra alrededor del lugar donde Thomas besó el suelo.
|
| Amén |