| Las mazmorras están llamando nuestros nombres
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| Invitándonos a una mascarada en las llamas
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| Una vez más la lujuria extenderá sus alas
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| Y llévanos a través de los vientos del norte
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| Abre las puertas
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| Hacia donde se supone que todo debe terminar
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| Y entremos todos... daimons, prostitutas, brujas y demonios
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| Deslízate por el paisaje helado
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| De recuerdos rojos casi olvidados
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| En la repetición rápida:
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| Un río carmesí de vino rico se soltó en las tejas
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| Horribles siluetas parpadean a la luz de las velas
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| Formas del mal, todos nacemos del susto
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| Desde el banquete he esperado que se queme
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| ¿Podría estar aquí, puede ser esta la noche de su regreso?
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| Allí, justo ante mis ojos, ella está, mi bruja oscura.
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| Vestida con su sudario funerario, tan negra como la brea
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| Símbolos tallados en negro, cicatrices que nunca sanan
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| En todo mi cuerpo, durante mil años llevé su sello
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| Ven y lame la sangre de mis desagradables heridas
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| Todavía tan joven, aunque es mayor que la luna
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| Símbolos tallados en negro, cicatrices que nunca sanan
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| En todo mi cuerpo, durante mil años llevé su sello
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| Ella persiguió la luz de la luna en los campos
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| Un baile más sombrío y seductor
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| Ella me contó historias retorcidas de su pasado
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| Y dijo: — «Toma esta estaca y acaba con mi vida, pero hazlo rápido»
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| Plumas empapadas de sangre contra lo que una vez fue violado
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| Hermosa, inocente pero aún no demasiado vieja.
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| Por lo que tiene forma
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| ¿Cómo puedes morir ante mis ojos?
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| Siempre pensé que eras uno de nosotros
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| Uno de los inmortales
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| Abre las puertas
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| Hacia donde se supone que todo debe terminar
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| Y déjanos entrar a todos...
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| Abre las puertas
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| A donde una vez se suponía que íbamos a pecar
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| Y déjanos entrar a todos... |