| El rey Carlos regresaba de la guerra.
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| su tierra lo acoge, rodeándolo con ese tiempo.
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| En el sol de la cálida primavera
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| la armadura del Sire victorioso destella.
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| La sangre del Príncipe y el Moro
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| enrojecen la cresta del mismo color
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| pero más que las heridas del cuerpo
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| de Carlo se sienten las ansias de amor.
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| "Si estás ansioso de gloria, sed de honor
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| extingue la guerra en el vencedor
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| no te da un momento para hacer el amor.
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| ¿Quién impone entonces a la dulce novia
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| el cinturón de castidad, ay, tumba
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| en la batalla puede correr el riesgo de perder la llave».
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| Así se queja el rey cristiano
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| el trigo se inclina, las flores se coronan.
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| El espejo claro de la fuente
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| refleja orgulloso al vencedor en la silla de los moros.
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| Cuando se compone en el agua
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| visión admirable el símbolo del amor
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| en medio de largas trenzas rubias
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| el pecho se confunde desnudo a pleno sol.
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| "Nunca se ha visto cosa más hermosa
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| Nunca atrapé a una criada así "
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| Dijo el rey Carlos, saliendo rápidamente de la silla.
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| "Oh, caballero, no te acerques
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| lo que buscas ya es otra alegria
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| a otra fuente más fácil, apaga tu sed».
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| Sorprendido por una acción decisiva
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| sintiéndose burlado, el rey Carlos se detuvo
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| pero más que honra era el ayuno
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| el casco marrón temblando, el señor se levantó.
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| Esta era su arma secreta.
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| a menudo utilizado por Carlo en gran dificultad
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| una gran nariz apareció a la mujer
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| una cara de cabra, pero era Su Majestad.
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| "Si no fueras mi soberano"
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| Carlo se quita la espada pesada
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| «No ocultaría las ganas de huir de ti.
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| Pero ya que eres mi señor "
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| Carlo se quita todo el gavión.
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| "Debo dejarme desnudo a todo pudor".
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| caballero era muy capaz
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| y hasta en esa coyuntura de honor se cubrió
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| y llegar al final de la batalla
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| inseguro acerca de la silla que trató de subir.
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| La criada lo arpone rápido
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| arrepentirse un paquete presenta a su señor
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| «Deh, precisamente porque eres el señor
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| por cinco mil liras, un precio preferencial».
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| "¿Es posible alguna vez, cerdo de perro,
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| que aventuras en este reino
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| todos hay que resolverlos con grandes putas.
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| También en el precio hay algo que decir al respecto.
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| bueno yo recuerdo eso antes de irme
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| había tasas por debajo de las tres mil liras".
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| Nos dijo, actúa como un gran sinvergüenza
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| salta como un león en la silla
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| azotar al caballo como un burro
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| entre la glicinia y el saúco desaparece el rey.
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| El rey Carlos regresaba de la guerra.
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| su tierra la acoge, cercándola con ese tiempo.
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| En el sol de la cálida primavera
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| la armadura del padre victorioso destella. |