| Mirando hacia atrás a una chica de negro; |
| su cara está pintada de azul
|
| Divertida en un tren subterráneo; |
| ha perdido su punto de vista
|
| Llegan a ella y ¿qué puedo decir?
|
| «Ay, niña, la vida es un juego; |
| no se puede ganar todos los días»
|
| Y oh, esos ojos, son familiares, oh
|
| Oh, esos ojos, son familiares, ooh
|
| Porque estás agotado y estás roto
|
| Pero no lo estás, no, no estás solo
|
| Nunca solo
|
| Todo lo que sabemos es el fallecimiento de los que nos cuidan las espaldas
|
| Confundidos en cuanto a su posición o si deberían intentarlo
|
| Llegan a ella y ¿qué puedo decir?
|
| «Ay, niña, la vida es un juego; |
| no se puede ganar todos los días»
|
| Y oh, esos ojos, son familiares, oh
|
| Oh, esos ojos, son familiares, ooh
|
| Porque estás agotado y estás roto
|
| Pero no lo estás, no, no estás solo
|
| Oh, estás desgastado y roto
|
| Pero no lo estás, no, no estás solo
|
| Nunca solo
|
| Y no olvides quién eres
|
| Y no te pierdas en cada viento que soplan en tu camino
|
| No es demasiado difícil para ti decir «Sé quién soy»
|
| Así que anímate, viejo amigo mío
|
| Ya casi llegas, solo un poco por detrás
|
| Así que anímate, viejo amigo mío
|
| Ya casi estás allí, solo un poco, un poco atrás |