| Hay una brisa fría que sopla desde el norte mientras la ciudad duerme
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| Corriendo por los corredores de piedra de estas calles arenosas
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| Silbando contra los cristales de la ventana como un espíritu habla
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| Que busca sonar un cambio trayendo días de paz a
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| Viene surgiendo con un propósito incierto
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| Y corta el corazón con cierta urgencia
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| Los primeros atrapados por esta racha fueron merecedores
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| Eso ha penetrado directamente hasta el centro de sus cuerdas nerviosas.
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| Escucha el susurro de las hojas que barrimos
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| Temblor mientras desmoronamos la incredulidad con la canción más dulce
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| Esforzándose por humillar cada maldita cosa sobre la que respiramos
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| Así es hábilmente, damos vueltas por la ciudad hasta que alcanzamos el amanecer.
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| Y cuando sale el sol abriendo su iris
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| Desaparecemos como una extraña tormenta que hundió a los piratas
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| Resurgir aprovechando la fuerza de un huracán
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| Trayendo estas palabras a través de los mares al avión de tu país
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| Viajero solitario, vagando por los siete mares
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| Camino la distancia paso sobre todo lo que el cielo ve
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| Piso el desierto con estos pies desgastados
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| El pastor nepalí, siempre mendigando en el siempre verde
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| Comerciante de sueños etéreos, durmiendo en una nube de lluvia
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| Deja que mi espíritu baile con los susurros del sonido más débil
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| De agua goteando de estalactitas de hielo
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| Me da esperanza como un destello en la noche más negra
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| Paquete de cuchillos un talismán, bastón en la funda
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| Vive hombre un paseo, deja una cicatriz en tu cartel
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| Todo el bombo en el escenario, pero no puede intentarlo cuando el espectáculo se detiene
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| Sangre, te enciendes, si no rimas como se supone que debes
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| Dime, ¿quién es el primero en reventar el verso?
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| Vulga escupe bala, estás sacando palabras de tu bolso
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| Sin ensayar, envío cerca de tu lugar de nacimiento
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| Expresión en la cara de tu pájaro, muéstrale cómo sabe mi circunferencia |