| Monja pero los perdidos encontrarán su camino
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| A ni bosque ni valle ni oscuridad ni día
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| ¿Serán confinados los desdichados cuando el columpio
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| Las dagas profetizan
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| Todavía muelen, muelen, muelen, muelen
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| A través del óxido y los escombros y la basura y la corteza
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| Y en el carillón, carillón, carillón, carillón
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| De la carne cayendo de la cara de la suciedad y las moscas
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| Lloran un poco más fuerte, un poco más
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| Con timbre retorcido, como pájaros cantores somnolientos
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| «No, no nos lleves, no nos abandones
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| Habremos pagado nuestras deudas cuando estemos en el 'cielo'
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| Pon dentro de tus bolsillos la pulpa del orgullo
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| Todo cubierto de caramelo, cubierto de cristal, agrietado y caramelizado.
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| Para cuando el peaje de la campana debe tomar
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| Uno hace y come su pastel también
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| Ver la vista a través de las cuencas de los ojos hundidos
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| En vista retrospectiva, pocos son daltónicos
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| Pero en la hora de la desesperación cuando todo es aparentemente injusto
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| Ellos lloran
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| Todavía muelen, muelen, muelen, muelen
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| A través de la confianza y el problema y el trabajo de
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| Los tiempos y en su prima, prima, prima, prima, prima
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| Es lamentable el pueblo que prevalece y preside
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| Pero llora un poco más fuerte, un poco más
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| Con madera retorcida, como pájaros cantores dormidos
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| No, no te detengas ahí, no renuncies.
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| Solo llora un poco más fuerte, un poco más...
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| Nadie más que los perdidos encontrarán su camino
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| Y en el polvo y la perforación y la excavación del día
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| Hay un borde que está revestido de plata.
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| Y arroja rayos de luz que brillan y brillan |