| IV Juan a las siete asambleas que están en Asia…
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| Gracia a vosotros y paz de Dios que es y que era y
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| que ha de venir, y de los siete espritus que estn
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| Ante su trono,
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| V — Y de Jesucristo, el testigo fiel, el
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| Primogénito de los muertos, y el soberano de los géneros de
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| La tierra. |
| Al que nos ama y nos lavó de nuestra
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| Pecados por su sangre…
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| VI Y él nos ha hecho para ser el reino, sacerdotes para
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| Su Dios y Padre… A él sea la gloria y el
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| Dominio por los siglos de los siglos... Amén...
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| Nunca te enfrentas a la fuerza creciente,
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| El embrujo de tu oscuro padre divino
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| Como el esclavizador de la cruz
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| Predicador de un nuevo tipo
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| ¿No puedes sentir el calor de su fuego?
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| Ardiendo desde los cielos congelados
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| Si alcanzas su mal deseo
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| Serás quemado por dentro
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| En la oscuridad te das cuenta
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| Tu sangre es fría como el hielo
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| Deja que tu alma caiga profundamente disfrazada
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| Y vas a vivir la bravuconería interior,
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| El poder de su signo contundente
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| El ascenso del predicador
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| Los malos espíritus iluminan la luna
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| Porque en la oscuridad puedes sentir el dolor
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| Cuando la criatura viene pronto
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| Para hacerte sangrar de nuevo
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| ¿No puedes sentir el calor de su fuego?
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| Ardiendo desde los cielos congelados
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| Si alcanzas su mal deseo
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| Serás quemado por dentro
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| En la oscuridad te das cuenta
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| Tu sangre es fría como el hielo
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| Deja que tu alma caiga profundamente disfrazada
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| Y vas a vivir la bravuconería interior,
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| El poder de su signo contundente
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| El ascenso del predicador |