| Descendió al desfiladero, entre los acantilados del barranco
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| Sassofrasso pule sus orillas
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| Juega con la arena entre los dedos de los niños
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| Oxigena las piscinas de los renacuajos
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| Te habla, a su paso, de caminos de montaña
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| Casi como si viniera de la cuccagna
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| Pero el juego de colores de la antigua tintorería
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| Que enjuague conciencias, hasta la mía
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| Se mezcla con las aguas residuales de la cloaca de Montese
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| Junto a los del matadero del pueblo
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| El agua que baja a los llanos ya es un poco menos pura
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| El curso de la espuma no está claro.
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| Si no sientes nada, cuando crees que estás vacío
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| Prisionero de los recuerdos poco a poco
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| Tal vez sea tu negativa a salir a la calle
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| Eso te hizo perder el equipo.
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| Pero el recuerdo de las lecciones hechas al toque de la campana
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| Como niños en una iglesia de montaña
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| Tal vez ayude al largo curso a encontrarse
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| Decantar el barro del progreso
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| No puedes beberlo, pero puedes bañarte en él.
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| El rostro de esta agua sigue siendo humano
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| Elimina tus recuerdos, como los sueños que ya has tenido
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| Mientras la cerámica se bebe el Sassofrasso
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| Y el arroyo que cantaba puro dentro de su cuenca
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| Escupe plomo, arsénico y metilo
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| Ya no suena el cambio de canciones
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| Esta agua ahora no es saludable.
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| Si no sientes nada, cuando crees que estás vacío
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| Prisionero de los recuerdos poco a poco
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| Tal vez sea tu negativa a salir a la calle
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| Eso te hizo perder el equipo.
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| Pero en su cabaña, saltando contra la roca
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| Todavía baja, todavía el Sassofrasso
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| Pero si te falta algún equipo, entonces toma el camino.
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| Que te lleva arriba, quizás hasta el distrito
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| El barro invernal cubre los signos de los geranios.
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| Ayer compromete hoy a mañana
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| Lo importante es el individuo, lo importante es la persona.
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| que transforma su zona en el tiempo
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| El barro invernal cubre los signos de los geranios.
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| Ayer compromete hoy a mañana |