| La sombra de la soga se hizo larga
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| Un reloj de sol del tiempo
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| El preso se había ido a vivir
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| Un crimen autoinfligido
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| Para pagar con la muerte el dolor que dio
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| A aquellos que pronto conocerá
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| La cuerda colgaba suelta alrededor de su cuello.
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| El diablo a sus pies
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| «Serás ahorcado», dijo el juez,
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| Por tu presencia aquí en la tierra,
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| de nada sirve para los que quieren vivir en paz.
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| Tu mal es para siempre.
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| «Lo colgarán», dijo el juez.
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| «Serás ahorcado,
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| colgarás,
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| Serás ahorcado.»
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| El verdugo revisó la cuerda.
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| Consciente de que el prisionero tenía miedo
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| El predicador orando suavemente
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| A Nuestro Señor su alma para salvar
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| La venda colocada alrededor de sus ojos.
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| Una pira funeraria apagada
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| El verdugo tiró de la palanca
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| Escuchó un coro astral
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| La vida de un hombre le ha costado a otro
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| No te acostarás en tierra sagrada
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| Ha llegado el momento de conocer a tu Hacedor
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| Abajo en la tierra, no escucharon ningún sonido
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| Tu mal es para siempre,
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| «Serás ahorcado», dijo el juez.
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| Toda vida terrenal en ti ha cesado.
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| Trató de llamar al Hacedor
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| En ningún suelo terrenal cayó
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| El Hacedor hizo señas a todos
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| Sintió su alma arrastrada al Infierno
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| Vio al hombre que había asesinado
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| Gente que habia dolido en la tierra
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| De almas que regresan reencarnadas
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| Sin esperanza para su renacimiento
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| «Serás colgado», dijo el Hacedor,
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| Por su presencia en nuestros aviones,
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| De nada sirve para quien desea descansar en paz.
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| Tu mal es para siempre,
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| «Serás colgado», dijo el Hacedor
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| colgarás,
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| Serás colgado. |
| Serás colgado. |