| Avergüénzate de ti que primero me enseñó la traición
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| Y el horror y la ira me hicieron perder la cabeza
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| Y el horror y la ira me hicieron perder la cabeza
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| Vergüenza de ti, mujer de ojos oscuros, cuyos amores fatales
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| Han enterrado en la sombra mi primavera y mis hermosos días
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| Han enterrado en la sombra mi primavera y mis hermosos días
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| Es tu voz, es tu sonrisa, es tu mirada corruptora
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| ¿Quién me enseñó a maldecir hasta la apariencia de felicidad?
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| ¿Quién me enseñó a maldecir hasta la apariencia de felicidad?
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| Es tu juventud, son tus encantos los que me desesperan
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| Y si dudo de las lágrimas es porque te vi llorar
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| Y si dudo de las lágrimas es porque te vi llorar
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| Qué vergüenza, yo era todavía, simple como un niño
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| Como una flor al amanecer mi corazón se abrió amándote
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| Como una flor al amanecer mi corazón se abrió amándote
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| Seguramente este corazón indefenso podría ser abusado fácilmente.
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| Pero dejarlo inocente fue aún más fácil.
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| Pero dejarlo inocente fue aún más fácil.
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| Que vergüenza de ti, que fuiste el mar de mis primeros dolores
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| E hiciste brotar mi párpado fuente de lágrimas
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| E hiciste brotar mi párpado fuente de lágrimas
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| Está fluyendo, asegúrate y nada lo secará.
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| Ella sale de una herida que nunca sanará
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| Ella sale de una herida que nunca sanará
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| Pero en esta fuente amarga, al menos me lavaría
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| Y dejaría allí, espero, tu recuerdo olvidado
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| Y dejaría allí, espero, tu recuerdo olvidado
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| Y dejaría allí, espero, tu recuerdo olvidado |