| aquí solo se ven los ojos de los búhos;
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| son las estrellas, ellas irradian.
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| y cada constelación
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| es una fracción del ADN de Dios
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| que fuimos hechos para notar y navegar.
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| como la luna comanda la marea
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| para equilibrar el peso del cambio,
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| debemos aprender a seguir todos por igual.
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| cuando nacieron las auroras boreales,
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| el color derramado en nuestros ojos,
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| como inclinar un vaso con el océano adentro.
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| En la oscuridad,
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| enviaremos nuestras sinfonías:
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| una abreviatura de existencia,
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| una llave que gira lentamente,
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| el viajero nos dejará con este modesto recuerdo de casa.
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| cuando la luz del sol despierta la tierra
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| de su sueño profundo,
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| todas las criaturas florecen.
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| y a través de las pestañas levantadas, todo es nuevo.
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| como un recién nacido reconoce
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| la voz de su madre desde dentro del vientre,
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| que recordemos el calor de nuestra juventud.
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| la obertura fue escrita,
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| como la calma antes de una tormenta.
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| con precisión de colibrí,
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| debemos seguir cada acorde…
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| el lapso de tiempo revela un juego de manos,
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| desata las reglas del tiempo y del plan.
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| la quietud es solo un estado mental,
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| un punto ciego que el brillo ha dejado atrás.
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| la pintura húmeda es un privilegio que encontraremos.
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| como la muñeca de un artista
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| tira el primer plano en el marco,
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| debemos aprender a concentrarnos, de todos modos.
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| todas estas conversaciones inquietas
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| han atado una cuerda a todo ser viviente,
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| y nuestras ilustraciones los acercarán. |