| Clyde se despertó muy temprano mientras Edna aún dormía.
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| Se vistió y tomó un poco de café, luego encontró su juego de llaves.
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| Se puso la chaqueta levi, se dirigió a la puerta
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| La cocina olía a la cena de la noche anterior.
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| Un tubo de escape retumbante despertó a Edna de su sueño.
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| Tropezó como un borracho gritando Clyde espérame
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| Pero Clyde no iba a ninguna parte, solo estaba sentado en su camioneta.
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| Mirando con cara de póquer, como si se le hubiera acabado la suerte
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| Porque cualquier tonto se hubiera dado la vuelta y corrido
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| Cualquier tonto se hubiera ido
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| Cualquier tonto se hubiera dado por vencido
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| Pero un hombre común, eligió quedarse
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| Ahora Edna, no podía decir mucho, había visto esa mirada antes
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| Siguió golpeando la ventana de Clyde, hasta que él abrió la puerta.
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| Luego ella puso sus brazos alrededor de él, ella nunca dijo una palabra
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| Y Clyde encendió la radio y ninguno de los dos escuchó
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| Él dijo, Edna, ¿por qué no te subes? Creo que llamaré si estoy enferma.
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| Hay tres formas de llegar a un callejón sin salida, ahora solo tienes que elegir
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| Y señaló el campo de béisbol y el parque donde se besaron por primera vez.
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| Y Clyde sonrió como si hubiera encontrado algo que casi se le escapa.
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| Pasaron ese día en libertad, aguantaron muchos más
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| Criaron a toda una familia, encontraron para qué era el amor
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| Y el envejecimiento nunca los detuvo, se apoyaron en la fe, no en la suerte
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| Todavía dando paseos los domingos en el viejo camión destartalado de Clyde
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| Ya conoces a Edna, ella no es una estrella de cine y Clyde es un poco lento
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| El centro comercial reemplazó al parque donde ambos solían ir.
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| Pero es por eso que ambos se tienen el uno al otro, para que puedan mantener vivos sus sueños.
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| Los sueños simples, el hombre común, aún resisten la prueba del tiempo |